26/11/10

Leyes naturales y Espiritualidad, por Ángeles Román

Reproducimos a continuación este maravilloso texto que nos ha remitido nuestra amiga Ángeles Román, profesora de filosofía y poeta:

San Agustín en el siglo IV participó durante diez años como oyente en un grupo llamado Maniquísmo, ellos consideraban que el mundo estaba regido por dos principios, el bien y el mal. El santo de Hipona se apartó del grupo cuando entró en contacto con los textos neoplatónicos de Plotino, que consideraba que el mal es privación de bien.

Pasaron casi 1.700 años de este suceso y el hombre no aprende de los errores, continúan los males y el sufrimiento en nuestra civilización a pesar del gran avance científico.

Lo que es, es respuesta a lo que somos, la realidad colectiva es el reflejo de la psique colectiva.
La ignorancia fundamental radica en el desconocimiento de las leyes naturales y de la dimensión espiritual del ser humano, y son las causas de las injusticias que aquejan a la humanidad.

La Totalidad o Naturaleza tiende al bien, sus leyes tienden siempre hacia el equilibrio. No decimos que sus leyes sean justas ó injustas, buenas ó malas, decimos que siempre sus fuerzas logran el equilibrio.
Los elementos de la Naturaleza actúan bajo leyes solidarias, y todos sus sistemas son solidarios e interactúan en beneficio de la supervivencia en el planeta y en el cosmos, pues la maravillosa armonía la vemos en todo el universo y en el misterio de la evolución.

Debemos cuestionar las creencias que nos inculcaron y que las incorporamos como mandatos, como por ejemplo “el hombre se adapta al medio”. El medio además de natural es social, laboral y familiar, “el medio se adapta al hombre” sería lo correcto, cada situación tiene que ver con cada uno, si nosotros cambiamos la actitud de los que nos rodean cambiará.
El mundo es el espejo de lo que habita en la mente de los hombres y mujeres. Si somos dignos, hacemos dignos los lugares en donde actuamos. El desequilibrio de afuera es el desequilibrio interior.

Conocer que el Alma, Conciencia ó Ser, es el testigo del darse cuenta, de los pensamientos, sentimientos, sensaciones y actos. Esta Conciencia es el centro entre la personalidad individual y el Espíritu de vida.
El ser humano enraizado en la personalidad egoica, mide todo a través de la razón y se olvida que posee otros lenguajes con los cuales también debe operar, ellos son, los sentidos, los sentimientos y la Intuición.
Desarrollar las virtudes del alma que nada tiene que ver con los contenidos intelectuales, ni con dogmas ni mandatos, es conectarse con el Espíritu de vida que nos habita. De ello depende tener una conciencia, que conoce que está unida a todo y que procura el bien común.
El mal es privación de bien, pero el hombre y la mujer de bien no miran solo para sí, sino que promueven la dignidad en todo lo que los rodea.

Salir del “paradigma materialista” acumulativo e injusto hacia un “paradigma solidario” es cambiar el pensamiento “para mi” por “por el otro” “por todos” “por nuestro planeta”, y también es comprender que las leyes de la Naturaleza mantienen el equilibrio para el bien, cada elemento cumple su función y nosotros que pertenecemos a ella debemos abrirnos a los otros lenguajes.

El pensamiento que se aleja de la intención egoísta, escucha al corazón y está abierto a los mensajes naturales a través de la Intuición.

Despertar es conocer y conocer es realizar la metamorfosis desde el Homo Sapiens al Homo Spiritus.


Otros artículos de Ángeles Román en el blog:

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Rumbo a la Cumbre de Copenhague
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Resplandores del silencio (poema)

4 comentarios:

  1. ¿Y qué se necesita, antes de pensar en el despertar, o mejor dicho, para poder pensar y considerar el despertar con toda tranquilidad?

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  2. Estimada RAB:

    El comienzo del despertar es estar atentos a nuestras intenciones, si ellas sólo están basadas en un interés (para sí o para los míos) y observar si la acción, palabra o situación (producto de nuestra intención) perjudica o daña al otro o al entorno, pues al causar daño se pierde la fuerza solidaria que existe en la naturaleza. La humanidad ha caído en un individualismo tan grande, por la educación, por los medios, por el consumismo, que ha perdido la noción del bién común. Si somos generadores de paz y nos sentimos agradecidos, nos reconoceremos como parte de un Todo y desde allí se comienza a escuchar a la Intuición que siempre proteje. La intuición es un conocimiento inmediato y verdadero que está permanentemente en nuestro ser, no es la razón y está antes que ella, y en la medida que podamos erradicar nuestros egoísmos, quejas e intenciones no solidarias, comenzaremos a escucharla, allí comienza la transformación.
    Gracias
    Ángeles Román

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  3. Hola, Ángeles. Pues quizá haya formulado mal la pregunta, lo siento. Yo me refería a que no puede haber espiritualidad y conciencia donde hay una tripa vacía. Tan sencillo como eso. Concordaremos tú y yo en que esto no es ninguna queja, sino una realidad que le toca vivir a la parte del mundo donde la balanza de desequilibra.
    En cuanto a las leyes de la naturaleza, yo no sé si serán solidarias o no, creo que eso más bien nos corresponde a nosotros como humanos: la naturaleza no conoce ni bien ni mal, la jerarquía moral es obra meramente humana (bueno, lo era hasta hace poco) y tal como me dijo un amigo bien despierto hace poco: "a la Naturaleza no le importa romperte a pedazos con tal de equilibrarse", ella buscará la manera de hacerlo nos guste o no a los humanos. Merece un ejercicio de humildad admitirlo, es decir, reconocer tanto la vida como la muerte como parte del proceso y sobre todo, nuestra imposibilidad de comprender unas leyes que están más allá de nosotros. Y que como bien dices, no son racionales. Están muy lejos de serlo. Otra cosa es que se le achaque a "la mente" al "ego" y a "la razón" todos los males de la humanidad, lo cual creo que está bien lejos de ser cierto: yo he tenido experiencias bien lejanas a lo racional y no estoy segura de que la mente deba ser subestimada, sino valorada como mera herramienta al servicio de la conciencia, que como sabemos es algo mucho más profundo.
    En cuanto a la intención solidaria, totalmente de acuerdo, Ángeles, ojalá hubiera más de eso en este mundo. Es evidente que el dolor ajeno empieza a molestarnos cada vez más, y quién sabe qué ley de la naturaleza -como siempre, sabia- acabará sitúandonos tarde o temprano frente al otro como espejo, obligándonos a actuar. Aunque haya gente que se rompa a pedazos, ellos nos servirán para engrandecernos. Mientras tanto: granito de arena, como sugieres.

    Esta es sólo mi opinión y como tantas puedo estar equivocada, pero al fin y al cabo ¿no estamos todos en el mismo camino?

    Un saludo

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  4. Hola RAB:

    Es evidente que el desequilibrio en nuestro sistema humano con la consecuente realidad que les toca vivir a millones de seres, responde a la acción de poderes que están muy alejados de promover el bien común. Haciendo generalizaciones, diríamos que en el poder la acumulación va paralela a la soberbia y al egoísmo, pienso que es allí donde no puede haber espiritualidad y conciencia. Con referencia a tantos seres que sufren, es evidente que es fundamental que sus necesidades básicas estén satisfechas para que puedan concretar otras aspiraciones, pero interpretar su conexión espiritual con la vida, su entrega o resentimiento, las necesidades y expresiones de su cultura (quizás abismalmente alejadas de nuestra idiosincrasia occidental) con referencia a ellos repito, creo que estamos lejos de conocer su conexión con la conciencia que integra la vida.

    Las leyes naturales tienen en común el movimiento de los elementos que integran sus sistemas, como todo organismo, tienden al equilibrio en función del todo y no de las partes. Si un tsunami arrastra una costa con la devastación de vida en ese lugar, luego de esto seguramente se equilibrarán las fuerzas internas. Sabemos que las especies animales, antes de la erupción de un volcán, de un terremoto o maremoto, escuchan el aviso natural y se protegen antes del suceso, hay una conciencia integradora en el espacio y en el tiempo, y los humanos poco la escuchamos. Todos los elementos de la naturaleza están en función de la vida, aire, agua, sol, plantas, podríamos llamarla la generosidad natural, nuestra especie tiene que actuar en sincronía con este hecho.

    Con respecto a la razón su función primordial es instrumental, como herramienta para la supervivencia, como bien dices tendría que estar al servicio de la conciencia, el problemas es que desestimamos los otros lenguajes a los que me referí en el artículo, medimos todo a través de la razón y no medimos el daño que se puede provocar. Claro que la razón es importante, por ella podemos comprender desde lo elemental hasta las experiencias que nos superan, aunque no tengamos palabras para describirlas, pero es imprescindible para evolucionar escuchar los otros lenguajes que nos sostienen.

    Gracias por tu aporte, es cierto, estamos todos en el mismo camino.

    Un cordial saludo

    Ángeles Román

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