11/5/07

Nueva agenda para Aparecida, por Leonardo Boff


La agenda establecida para la V Conferencia del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) en Aparecida (Brasil) gira alrededor del seguimiento de Jesús para que todos tengan vida. La presencia solemne del Papa viene a avalarla en el más alto grado. Sin embargo, en los últimos meses, ocurrieron nuevos hecho, no previstos en los textos preparatorios del evento, hechos que están modificando la conciencia colectiva de la humanidad. Ellos representan un desafío para toda la humanidad y no dejarán de afectar también a la Iglesia universal y continental. Estos hechos son de tal gravedad que deberían cambiar la agenda de los obispos en Aparecida.

A partir de febrero, conocimos con un 90% de certeza que el calentamiento global es consecuencia del modo de producción y de consumo humano y representa un hecho irreversible. Hasta ese momento la estrategia mundial era de preservar y cuidar la Tierra con comprensión, compasión y amor. Y que no deberíamos sobrepasar el límite irrebasable que significaría modificar todo el estado de la Tierra. Ese límite ha sido excedido: estamos ya dentro del calentamiento global que puede variar entre 1,4 y 6 grados Celsius, estabilizándose posiblemente en 3 grados. Las consecuencias de esta ruptura serán desastrosas: habrá un gran deshielo y el mar subirá significativamente, inundando ciudades marítimas donde vive el 60% de la humanidad; los climas serán dramáticamente afectados, provocando grandes sequías en ciertas regiones e inundaciones descomunales en otras. En ambos casos, las cosechas necesarias para la alimentación humana y animal quedarán diezmadas. La biodiversidad será catastróficamente disminuida, ocasionando la desaparición de miles de especies, rompiendo el siempre frágil equilibrio de los ecosistemas; millones de personas correrán el riesgo de desaparecer y regiones enteras de la faz de la Tierra se volverán inhóspitas para la vida humana (incluyendo gran parte de Brasil).

Estos datos no son fantasiosos sino empíricos, recogidos por los miles de científicos esparcidos en 130 países que componen el organismo de la ONU llamado Panel Intergubernamental sobre Cambios Climáticos (IPCC en inglés). Han presentado dos estrategias urgentes: adaptarse a la nueva situación y menguar los efectos maléficos.

Este hecho cambia las prioridades: la cuestión ahora no es tanto el desarrollo sostenible, sino la continuidad de la Tierra y de la Humanidad. El nuevo punto central ya no podrá ser: cómo será la evangelización de la Iglesia en América Latina y cómo parar la deserción de católicos hacia otras iglesias de corte pentecostal y popular, sino: en qué medida todas las iglesias, con el capital espiritual que poseen, puedan ayudar a la Tierra a ser benevolente con toda la vida y en qué medida pueden garantizar un futuro común para toda la Humanidad.

Los obispos, en tanto pastores, deben tomar conciencia de esta nueva responsabilidad que deberán asumir: de concientizar a los fieles y reeducarlos para la nueva situación de la humanidad. Estarán presentes obispos de toda la Amazonia que cubre parte de los nueve países latinoamericanos. Sabemos que estos bosques unidos son el factor principal de equilibrio de todo el sistema climático de la Tierra, del régimen de los vientos y de las lluvias. La Iglesia, heredera de la frase: "vine a traer vida y vida en abundancia", deberá anticiparse asumiendo acciones responsables. La Iglesia tiene la vocación de ser la guardiana de la vida y salvaguardia de todo el rebaño. Aparecida no podrá quedar por debajo de este desafío, so pena de no cumplir su misión sagrada. Y eso será exigido por toda la humanidad.

Leonardo Boff es Teólogo y miembro de la Comisión de la Carta de la Tierra

Fuente:
Adital

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