6/1/09

Obama sustituye a Baltasar, por Marc Vidal

A los niños que esperan con ilusión la noche de reyes les amenazan con aquello de que si no se portan bien los de oriente traerán carbón. Es como si esos monarcas mágicos fueran un trío de psicópatas capaces de destrozarle el corazón a un niño por no haberse ido a dormir a una hora razonable. Que brutalidad, piénsenlo. Algo de enfermos sádicos deben tener o sino miren las cosas que nos van a traer este año. Lo pusiéramos o no en la carta, las carrozas de estos tipos vienen cargadas de regalitos para que los gocemos durante el 2009. Nos traen: dinero gratis, paro, desinversión, desconfianza, proteccionismo, depresión y sobretodo deflación.

Dinero Gratis: Habrá más bajadas de tipos de interés de los bancos centrales a fin de que circule líquido en grandes cantidades a fin de que se reactive el crecimiento. Lo que en circunstancias normales, de crisis coyuntural por ejemplo, sería un método acertado para estimular la economía y el consumo, en una fase contractiva inédita y sistémica como esta, lo que puede hacer es convertir en crónicos los males que nos afectan. Además, el tipo de interés cero o el dinero gratis distorsiona de un modo dramático los sistemas de comercio e inversión.

Paro: Las empresas seguirán despidiendo en cuanto sus cuentas de resultados se vean afectadas. En lugar de mantener plantillas e implicarlas en el proceso de reactivación las medidas de desocupación serán las más frecuentes. Las opciones serán pocas pues el consumo se desplomará a medida que entremos en el 2009. Las cifras de paro actuales están trucadas por diversos métodos técnicos y no responden a una realidad que se verá evidenciada durante este año. Sin embargo, la verdad pesa como el plomo y caerá tarde o temprano. Los subsidios por desempleo son la barrera real para entender el drama. Mientras se cobra el paro el llanto familiar no es tan agudo. El asunto será de quemar coches a partir del tercer trimestre cuando más de un millón de parados se vayan quedando sin subsidio.

Desinversión: Las empresas deberían de empezar a invertir durante el 2009 en bienes de equipo pero será muy difícil. En principio la confianza financiera a nivel doméstico puede empezar a serenarse y el crédito podría fluir de un modo más lógico a nivel de banca privada, pero cuando las ventas y el consumo decrecen o se estancan en una parada técnica de la economía, pocos serán los que quieran invertir en mejoras en la propia empresa. Además nada garantiza que el planeta decida comerse la pastilla roja que muestra un sistema bancario mundial creíble en un entorno de riqueza irreal y de dinero inexistente.

Desconfianza: No nos abandonará en todo el año puesto que las noticias no serán buenas. Si es cierto que la riada de malos datos se estancará, pero no querrá decir que el problema se detenga. Al revés, el verdadero significado es que se solidificará un espacio de parálisis socioeconómica que no aportará confianza en ningún ámbito. Ni los optimistas patológicos de discurso navideño y buenaventura de copilla serán capaces de encontrarse los zapatos o prestarse 5 euros entre ellos.

Proteccionismo: La mayoría de países que se crean capaces de encontrar soluciones por si mismos en la promoción interna de sus productos o de generar políticas económicas de carácter proteccionista estarán animando las bacterias. Ese fue uno de los factores que convirtieron una crisis cartesiana como la del crack del 29 en una crisis sistémica que duró hasta el 45. Encerrarse en el diseño de políticas singulares y olvidarse de que tenemos que actuar de un modo global será otro de los elementos protagonistas del 2009 y que deberían de evitarse.

Depresión: La hasta ahora llamada recesión cambiara de nombre y pasará a ser algo mucho más complejo y que poco tendrá que ver con el valor técnico de decrecer económicamente hablando. Esa recesión que ya acompaña a la mayoría de las potencias del mundo se verá afectada por el virus del que hace meses avisamos aquí y que los reyes ya nos han decidido traer: la deflación.

Deflación: Este problema se inicia con la especulación de los empresarios, quienes al esperar la depreciación de los precios, frenan las compras, lo que a su vez trae una espiral deflacionaria, que provoca desempleo, el cierre de empresas y la morosidad de las personas. Al ser un problema que genera bajo consumo retrasa la recuperación de un modo radical. Este es el regalo que nos traen los reyes magos deflacionarios. Una navidad que ha vivido en rebajas, unas rebajas de enero que ya no se pueden rebajar más. Una caída de precios de casi un punto en el mes más inflacionista del año es el ejemplo de que la deflación es un hecho. Mañana explicaré porque es tan mala, pero en principio tened en cuenta que salir de una deflación es muy difícil, pues ni la contracción de los tipos de interés, ni la inyección de capital a los mercados son suficientes para superar este problema. Requiere políticas muy anticipadas, con mucha proyección estratégica y sentido de estado o global, como quieran.

Los reyes magos traerán todo eso, pero este año, entre ellos hay un pequeño cambio. Baltasar ha dado paso a Obama. Este cambio puede lograr que el mundo asista con ilusión a este cambio duro que nos espera. Melchor, Gaspar y Obama.

Fuente (texto y foto): Blog del economista Marc Vidal

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