La cultura milenaria Oriental se ha caracterizado por el cultivo de las virtudes, la cultura Occidental vertiginosa se ha caracterizado por el pragmatismo, de la confluencia de ambas han nacido las generaciones de los últimos siglos a partir del descubrimiento de América. Si leemos los signos de los tiempos podemos despertar del error de separación, pues no soy yo, somos nosotros y nosotros somos naturaleza.
El error de separación está marcado por la ignorancia y la codicia de los poderes sustentados por el dinero. Este error proviene de muchas vertientes, desde considerar al hombre con pleno dominio sobre la tierra, interpretado como mandato divino; desde el sistema del patriarcado como modelo de poder y sumisión; desde el desequilibrio de los hemisferios cerebrales acentuado por los sistemas educativos con predominio del pensamiento analítico del hemisferio izquierdo en contraposición con el pensamiento sintético y creador del hemisferio derecho; desde la separación entre el cuerpo y el alma profundizada por la filosofía cartesiana; desde la separación entre el sujeto y el objeto sostenida por la corriente racionalista de la teoría del conocimiento y que lleva a considerar al yo separado de lo que lo rodea y marca más el individualismo y la preeminencia de un ego (egoísta), no el ego sano de la autoafirmación como un ser valioso.
Ha llegado la hora del camino de la sabiduría. Si las decisiones individuales, comunitarias y políticas no contemplan el bien común, es decir al ser humano como naturaleza y a la naturaleza como sustento de la vida, el desequilibrio, los problemas y las catástrofes se acentuarán. El bien común va aparejado con el principio de no dañar, no dañar desde ningún aspecto al otro y al entorno, el no daño se amplía con el cuidado.
La tecnología debe estar al servicio de la humanidad y de la tierra como naturaleza viviente, el camino de la sabiduría es un camino espiritual y todos podemos transitar por él. El más pequeño puede ser el más grande, no hace falta ser un letrado ni tener posesiones, solo el sentido común de vernos en el otro, pues no estamos separados, todos dependemos en mayor o menor medida de todos, todos marcamos con nuestras acciones a nuestro entorno para bien o para mal, y esas acciones son el producto de nuestras ideas, cuestionar nuestras ideas es estar abiertos a un pensamiento holístico y transformador.
Siguiendo la lectura del tiempo vemos que todas las ideologías, religiones y políticas, donde cada una se considera poseedora de la verdad, van en busca de una pseudo-liberación, y no comprenden sus ideas de separación, pues la verdadera libertad es interior.
No nos sostuvo la armonía griega, no nos sostuvo la teocracia medieval, y no nos sostiene la técnica oscura, pues todas las épocas transitan por el error de separación; el único sostén es anclar en el reconocimiento de que somos seres espirituales y que todo en la vida está interconectado como un gran organismo viviente.
No hay separación, “siempre somos nosotros”, el poeta Octavio Paz lo eternizó en estos versos:
“Para ser yo he de ser otro,
buscarme entre los otros,
los otros que no son si yo no existo,
los otros que me dan plena existencia,
no soy,
no hay yo,
siempre somos nosotros”
Ángeles Román es amiga y colaboradora del blog Espiritualidad y Política, poeta y profesora de filosofía
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Estremecedor!! Muchas Gracias y Enhorabuena!!
ResponderEliminarGracias Fran, Ángeles es un ángel, besos
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