Nuestro querido amigo y colaborador del blog Koldo Aldai, ha escrito el artículo que reproducimos a continuación sobre la intervención militar en Libia. En el blog Espiritualidad y Política hemos publicado ya dos artículos en los que hemos hecho referencia al tema. El primero ¿Qué da fuerza a la no violencia?, de Jordi Pigem, y el segundo ¡Hacer la paz y no la guerra!, de Federico Mayor Zaragoza. Si la crisis Libia y la posterior intervención militar de la coalición ha servido para algo ha sido para estimular discernimiento en las conciencias y sano debate en la red. No hay respuestas rotundas a tan difícil y delicado tema, difícil encontrar la última palabra a tan complicada cuestión. Aquí otra opinión que ojalá pueda contribuir a enriquecer un debate tan actual y necesario en las filas del progreso:
Nos falta memoria para apreciar el presente. Nos falta historia para valorar el logro que implican unas naciones que se unen para imponer el respeto por la vida. ¿Quién detenía en el pasado las matanzas de civiles inocentes? Ayer no había Mirages, ni F-15 apoyados por la ONU que hicieran temblar a los tiranos. Hemos hecho un largo camino hasta este ahora en que se empiezan a perseguir con consenso internacional las masivas violaciones de los derechos humanos. Nunca ha habido tan inmenso potencial bélico para garantizar la integridad de la vida.
Cuando los aviones alemanes, italianos, franquistas se hicieron en el 36 dueños de nuestros cielos, no hubo quien contestara su poderío criminal. Cuando las poblaciones civiles de Gernika o Durango fueron diezmadas desde los aires, no había Naciones Unidas para protegerlas. ¿Alguien en el lado de la República legítimamente instaurada se entusiasmó con la guerra?
Europa salió ya de ese túnel, de esa noche de las dictaduras azules o rojas, el color es lo de menos. No así un norte de África, que ahora ya por fin alborea. La misión de la coalición en Libia se ha limitado a operaciones “quirúrgicas” con el objetivo exclusivo de reducir la capacidad de ataque aéreo de Gadaffi y defender así a la población civil amenazada. La cuidadosa “cirugía” no ha generado daños colaterales. Hay que estar en una Bengasi rodeada por un ejército bárbaro para decir “No a la guerra”. Hay que estar defendiendo la libertad y los derechos humanos en una ciudad de 650.000 habitantes a punto de ser tomada por tropas crueles para clamar alto y sonoro: “No a la intervención de la coalición”.
En el 36 nadie disputó los aires a los Heinkel He 111 y Dornier Do 17 de la Legión Cóndor alemana que redujeron Gernika a cenizas. ¿Hay alguna diferencia entre Franco y Gadaffi, máxime cuando el dictador libio ha declarado públicamente su identificación con “nuestro caudillo”? Si durante nuestra guerra hubiera habido una coalición internacional que velara firme y eficazmente por la libertad y los derechos humanos, es posible que Franco no hubiera triunfado. Al final nos hubimos de conformar con un apoyo logístico soviético, ése sí interesado, y a todas luces insuficiente.
No sé si aviene el blandir de las banderas republicanas delante de la Puerta del Sol con la contestación a la “intervención imperialista”. Sería de desear para los otros lo que hubiéramos querido para los nuestros: la esperanza que viene de los cielos, la intervención internacional para detener el atropello y la masacre. Claro que anteriormente las cosas se debieron haber hecho en Libia de otra forma. Claro que el trato con el déspota no debía haber sido tan condescendiente, que se le hicieron demasiadas gracias a un tirano disfrazado, pero quizás el error sea más de ayer que de ahora.
Cierto también que cada pueblo ha de conquistar su futuro. Ahí radica la mayor objeción a esta intervención. Aún con alto precio, los pueblos deberían tumbar sus propios dictadores y en esa gesta concienciarse, entrenarse, prepararse para vivir en democracia. Soluciones más “fáciles” entrañan también sus serios riesgos. ¿Hasta que punto en el largo plazo es positiva la, siquiera inicial, ingerencia externa? La pregunta va saltando de un continente a otro: ¿Qué hacer cuando los pueblos por sus propios medios no logran sacudirse sus propias y brutales dictaduras, cuando la diplomacia internacional se rinde? ¿Qué hacer cuando los derechos humanos son salvajemente conculcados, mientras los pueblos se hacen libres y dueños de sus destinos? Se nos escapan las respuestas rotundas. La patata caliente fue de Kosovo a Afganistán y ahora va a Libia. Aún restan importantes porciones de humanidad rondando la caverna, abrazando la ley del más insensato, del más fuerte y con más petrodólares.
En el subconsciente de los mandatarios que se reunieron en París para ultimar el ataque limitado dudo que estuviera el petróleo o los recursos naturales de Libia, dudo que repararan en el virtual beneficio tras la acción concertada. Todo apunta a que cuando se han propuesto neutralizar el ataque de Gadaffi a la población, su objetivo ha sido y es noble. El futuro dirá también si su accionar limpio, inteligente y eficaz. Se atribuye una perfidia a nuestros mandatarios que no observo se ajuste a realidad. El futuro demostrará también que ningún país que enfiló aviones militares hacia Libia buscó “tajada”.
¿Habría que haber dejado caminar sobre las avenidas de Bengasi a los tanques del coronel? ¿Cuál hubiera sido el precio de la rendición? ¿La comunidad internacional debería haber asumido el “iré casa por casa y no tendré compasión” como atropello imparable? ¿Para qué las armas si, llegada la hora, no sirven para proteger a los oprimidos y a los débiles, para poner una raya en la arena de los tiranos? Elevo dudas que no certezas, interrogantes que no seguridades, pues ¿quién estará libre de vacilación cuando tercia la atroz guerra y la sagrada vida de seres humanos? Probablemente era preciso el “Amanecer de la Odisea”, volar a Libia y descargar los misiles sobre los tanques y los carros que estaban prestos a sembrar la destrucción y la muerte en Bengasi. Detenida la sangría humana, es cierto que la coalición no ha de ir mucho más allá en sus ataques. El pulso es de los propios libios, por más que quisiéramos que los vientos de la libertad azotaran para siempre sus desiertos.
Nadie quiere la intervención, pero ¿quién defenderá la vida? No hay lugar aquí para ensalzar las “proezas” del dictador, para el relato de sus cuatro décadas de terror, pero antes de salir a la calle con el “No a la guerra”, sugiero aventurarnos en las hemerotecas. Nadie quiere la guerra, pero aún gobiernan las fuerzas del mal más abyecto. Nadie tiene todas consigo en tan delicado y complicado tema, pero reconozco que me cuesta colgarme la chapa antibelicista y dejar al albur de un sanguinario el futuro de los valientes defensores de una Libia libre.
Por el otro lado político, tampoco nadie aproveche la ocasión para vender barato y burdo militarismo. Absolutamente todos los ejércitos están llamados un día a desaparecer. Más pronto que tarde las armas convertidas en arados, pero para ello también todos los tiranos deberán ser ya capítulo de la historia. Mañana iremos a los desiertos a extasiarnos, a amar, a orar... Caminaremos sus arenas impolutas para perdernos, para dejarnos engullir por su infinito, nunca ya más para pelear. Mañana enterraremos todas las armas, también los flamantes Mirages y los F-15, pero si al día de hoy las armas, los aviones y buques de guerra encuentran una sola y quizás exclusiva justificación, es para posibilitar la ayuda humanitaria y hacer respetar la vida.
Blog de Koldo Aldai: Artegoxo
Enlace a todos los artículos de Koldo Aldai en el blog Espiritualidad y Política
Hay una apreciación histórica totalmente incorrecta. En el 36, a los aviones alemanes e italianos, se opusieron los mejores cazas rusos I-15 e I-16 y rápidos bombarderos Tupolev (Katiuskas), pilotados además de por españoles por rusos voluntarios. También en Francia se formó la escuadrilla Malraoux que tenía tanto idealistas como autenticos mercenarios,(muy bien pagados por cierto-50.000 pts mes y un seguro de vida de 500.000 pts-). La guerra en el aire, como está ampliamente documentado no fue un paseo para la aviación franquista y los dos bandos cometieron bombardeos injustificados sobre objetivos civiles.
ResponderEliminarRespuesta de una monja de clausura al leer el artículo: "... gracias Koldo por este valiente y difícil artículo. Por escribir con el corazón, la cabeza y las entrañas, y por jugarte las tres cosas. A mi me ha hecho bien leerte. No creo que haya respuestas fáciles, y tú no has querido eludir una cuestión que mancha al tocarla. Quisiera que no existieran los ejércitos, quisiera que desaparecieran las armas, pero no me llamo Alicia y esto no es el país de las Maravillas, y todas nosotras, mujeres de paz, pedíamos a gritos durante esos días eternos que las Naciones Unidas intervinieran para detener el horror en Libia. Gracias por no tener todas las respuestas, por no ver el mundo en blanco y negro, por no tenerlo todo claro. Un abrazo muy grande"
ResponderEliminarUna nueva opinión a tener en cuenta:
ResponderEliminarFederico Mayor Zaragoza: Libia: sólo el mazo, NO!
Koldo, Cristobal, agradezco este artículo que coincide fundamentalmente con mi punto de vista que se ha estremecido estos días con los comentarios de la prensa digital en que supuestamente desde posiciones de izquierda antimperialista se rechazaba la injerencia aliada, lo que suponía lisa y llanamente dejar entrar en Bengasi a las tropas de Gadafi para perpetrar una matanza que se presume espantosa. Sólo había que oír y mirar a Gadafi para saber que este individuo es un peligroso psicótico, pero ciertos sectores de izquierda si en algo participan los Estados Unidos lo tienen ya muy claro dónde estar ellos, sean cuales sean las circunstancias. Lo tienen muy claro, sin lugar a dudas, y sueltan discursos inflamados de ética y política populista. Lamento la posición de Izquierda Unida, pero admitamos que hubo en el Congreso una admirable unanimidad que no se ha trasladado a la conciencia ciudadana que parece que en parte preferiría luego lamentar la masacre que hubiera llevado a cabo Gadafi y reprochar entonces a las cancillerías europeas su complicidad con Gadafi y su inacción. Siento pena por ciertos discursos progresistas y me alegro de vuestro granito de arena en un debate ético que debería plantearse. Esperemos que en nuestros blogs surja y se abran fértiles intercambios de ideas. Un abrazo, amigos.
ResponderEliminarGracias Koldo! Gracias Cristóbal!! Enhorabuena!!!
ResponderEliminarKoldo: Eres Oasis en el desierto, Luz en la oscuridad y Amor ante el miedo. Gracias por SER....
ResponderEliminarNo estoy de acuerdo con el artículo, la coalición está tan fuera de la ley como lo puede estar el mandatario libio, los bombardeos son indiscriminados, no es posible la precisión quirúrgica en estos ataques, ver la posición acertada de Rusia único país congruente, Francia es tan deleznable como Estados Unidos. http://mx.noticias.yahoo.com/rusia-condena-acciones-gadafi-coalici%C3%B3n-aliada-libia-20110323-043900-943.html
ResponderEliminarCon el anterior artículo (las centrales nucleares después de Japón) si comulgo con las posiciones del autor y me extraña que en este sea tan tendencioso.
El amigo Pablo de la Iglesia ha hecho un comentario sobre este artículo que me parece interesante compartir:
ResponderEliminar"Pues este es un tema muy difícil para tomar posición; elijas el punto de vista que elijas, siempre habrá una parte de ti que entra en contradicción; al menos para quienes, como Koldo, caminamos decididamente con rumbo a un mundo mejor.
No se si está bien o está mal lo que opinas amigo, tal vez en esta ocasión tengamos que conformarnos con un gris que no nos satisface plenamente, pero sin duda has agitado nuestras conciencias con tu espíritu luminoso poniéndonos de cara con nuestra propia responsabilidad en sostener el amanecer de una nueva civilización."
He tenido que condensar el comentario que había escrito. .Ahí va:
ResponderEliminarOtros acontecimientos históricos más recientes que la guerra del 36:
bombardeos de Bosnia en 1999. Dejo aquí una referencia de la Wikipedia (por no entrar en otros artículos que puedan ser más partidistas)
http://es.wikipedia.org/wiki/Bombardeo_de_la_OTAN_sobre_Yugoslavia
Casi todo el mundo apoyó la intervención. IU la rechazó. Hoy en día hay un proceso en el tribunal penal internacional. ¿En qué ha quedado? Ni una noticia sobre esto. Cualquiera que se asome a la historia de esta intervención y al sumario del TPI se dará cuenta de la inmensidad de las sombras que se ciernen sobre esta supuesta acción humanitaria. Destacar las dudas de la fiscal Carla Del Ponte sobre la legalidad de esta intervención. Habría que entretenerse en conocer los informes sobre actuaciones pasadas y presentes del ELK de Kosovo, heredero del control militar y político en la región.
En el 2001, la OTAN, en la mayor coalición militar de la historia, decide bombardear e invadir Afganistán. Lucha contra el terrorismo, aunque también se esgrime la defensa de los derechos humanos. ¿Cuantas victimas civiles generadas por esta intervención humanitaria?. ¿Que piensan las asociaciones afganas en defensa de los derechos de la mujer? http://www.rawa.org/index.php
En el 2003 se esgrimió la mentira de las armas de destrucción masiva para entrar en Irak. Se sumaron igualmente los argumentos de genocidio contra el pueblo kurdo y los abusos del tirano Husein. ¿Que hay de las matanzas ocasionadas por los bombardeos de la coalición? ¿Las torturas a los presos iraquies, masacres de las tropas de asalto? http://www.youtube.com/watch?v=q0gIQF-zWto
Buenos días Usui. hasta donde yo sé durante nuestra guerra civil no hubo ningún bombardeo de la aviación republicana sobre la población civil en bando nacional, sí por el contrario auténticas masacres de la aviación alemana, italiana y franquista en la población civil en bando republicano.
ResponderEliminarInsignes mandatarios como Azaña, Irujo, José Antonio Agirre persiguieron con ahínco las violaciones a los derechos humanos que en una proporción claramente inferior se cometieron en su propio bando republicano. Nada de eso, ni por asomo en el lado contrario.
Atentamente.
Perdón pero me quedó una reflexión por hacer
ResponderEliminarApoyar una intervención militar no es cuestión de valentía o cobardía. Es en primer lugar una cuestión legal. ¿Con qué legitimidad se puede intervenir en un país extranjero que no ha agredido a nuestro país?
Es una cuestión moral. ¿El uso de la violencia como solución a la violencia? Conflicto lárgamente planteada por Ghandi, Chomsky o Jesucristo.
Quizá uno puede dejar atrás su escasa legitimidad legal y moral si con ello existe una certeza de que se salvarán vidas. Este es el único argumento esgrimido para justificar esta acción, y bajo mi punto de vista genera muchas dudas. Me da la impresión de que se está usando como chantaje al derecho internacional y a la ética, para destruir unos planteamientos que son básicos para asegurar una convivencia pacífica de la humanidad. Este chantaje oculta una perversión: la de hacernos creer que no hay otra alternativa. Se nos presenta una realidad con dos únicas opciones: o morir o matar. Yo no acepto este análisis y me remito al artículo de Mayor Zaragoza. ¿Que hay de esa diplomacia que durante 40 años ha sido tan amiga de Gadaffi? La ONU no se hizo para avalar intervenciones particulares e interesadas, sino para intervenir en pos del mantenimiento de la paz. De haber algún organismo legítimo para intervenir en un país, este sólo puede ser la ONU con sus cascos azules.
El análisis que siempre se oculta en estas situaciones es el económico. En las guerras siempre pierde la gente común, los ciudadanos que en este caso son empujados a una lucha fraticida. Pero hay un sector que siempre gana. Los Señores de la Guerra. (http://www.youtube.com/watch?v=fQCgWgtgA9Q)
Las armas se fabrican en España, Europa y EEUU, Rusia. Nuestros embajadores se encargan de venderlas a Libia, Zimbawe, Guinea, Marruecos, Egipto, Israel. El armamento destruye cíclicamente para tener que construirlo de nuevo. La industria militar es un crimen contra la humanidad que se produce en nuestras fábricas, en España, en empresas que tiene sbvenciones y créditos para la exportación. Una intervención militar es la última etapa de una cadena de destrucción que se inicia en la investigación y desarrollo de armas.
Pero la economía juega un papel mucho más relevante que el del negocio de las armas. El motivo por el hay un apoyo masivo a esta intervención en Libia es porque sabemos todos, que de no intervenir, perderemos capacidad para nutrirnos de recursos básicos como energía y otras materias primas, y tendremos mayores problemas para mantener el insostenible nivel de consumo de nuestra sociedad.
Un saludo a todos.
Gracias Pablo. Vacilé en publicar, precisamente porque me lastraba un peso excesivo de interrogantes. Me enfrenté a ellos día y noche. Aparté el artículo, pero después pensé: ya que no he podio ir más allá de los interrogantes, ya que por más que me he esforzado y pedido ayuda superior no he conseguido deshacerlos, porque no los aireo y así poder juntos seguir explorando, acercándonos a esa verdad más grande. Y eso hice.
ResponderEliminarSi te fijas el artículo está cargado de preguntas sin resolver. Sabía que me iba a traer problemas, que se iban a distanciar amigos, pero decidí correr el riesgo. Uno se debe a la conciencia, por más que pueda estar equivocada , no a las ventas. Nutrámonos unos a otros con nuestros pequeños trozos de verdad. Gracias Pablo por estar tan cerca, ahí , al otro lado del océano. koldo
Otra opinión interesante:
ResponderEliminarEl País: La izquierda y la intervención militar en Libia, por Vicenç Fisas. Director de la Escuela de Cultura de Paz de la Universidad Autónoma de Barcelona. La opinión del autor no representa necesariamente la de la institución a la que pertenece.
Inmoral, completamente inmoral. No hay una guerra buena, ni un bombardeo humanitario. Son crímenes, contra la humanidad y contra el mundo.
ResponderEliminarInmoral.