11/9/09

Zen y la crisis de la cultura occidental, por Leonardo Boff

Vengo insistiendo desde hace tiempo en que por detrás de la crisis actual económico-financiera actual hay una crisis de paradigma civilizatorio. ¿De qué civilización? Se trata obviamente de la civilización occidental, que a partir del siglo XVI fue mundializada por el proyecto de colonización de los nuevos mundos.

Este tipo de civilización se estructura en la voluntad de poder-dominación del sujeto personal y colectivo sobre los otros, los pueblos y la naturaleza. Su arma mayor es una forma de racionalidad, la instrumental-analítica, que compartimenta la realidad para conocerla mejor y así someterla más fácilmente. Después de quinientos años de ejercicio de esta racionalidad, con los innegables beneficios que ha traído y que encontró en la economía política capitalista su más cabal realización, estamos constatando el alto precio que nos ha hecho pagar: el calentamiento global, inducido en gran parte por el industrialismo sin límites, y la amenaza de una catástrofe previsible ecológica y humanitaria.

Estimo que todos los esfuerzos que se hagan dentro de este paradigma para mejorar la situación serán insuficientes. Serán siempre más de lo mismo. Tenemos que cambiar para no perecer. Es el momento de inspirarnos en otras civilizaciones que ensayaron un modo más benevolente de habitar el planeta. Lo que fue bueno ayer, puede valer también para hoy.

Tomo como una de las referencias posibles el zenbudismo. Primero, porque ha influenciado todo el Oriente. Nacido en la India, pasó a China y llegó a Japón. Después, porque ha penetrado ampliamente en estratos importantes de Occidente y de todo el mundo. El Zen no es una religión. Es una sabiduría, una manera de relacionarse con todas las cosas de tal forma que se busca siempre la justa medida, la superación de los dualismos y la sintonía con el Todo.

Lo primero que hace el budismo zen es destronar al ser humano de su pretendida centralidad, especialmente del yo, núcleo básico del individualismo occidental. Él nunca está separado de la naturaleza, es parte del Todo. En seguida, procura una razón más alta que está más allá de la razón convencional. Se niega a tratar la realidad con conceptos y fórmulas. Se concentra con la mayor atención posible en la experiencia directa de la realidad tal como la encuentra.

«¿Qué es el zen?» preguntó un discípulo al maestro. Y éste respondió: «las cosas cotidianas; cuando tienes hambre, comes, cuando tienes sueño, duermes». «¿Pero no hacen eso mismo todos los seres humanos normales?» -atajó el discípulo. «Sí» ―respondió el maestro― «los seres humanos normales cuando comen piensan en otra cosa, cuando duermen, no pegan ojo porque están llenos de preocupaciones». ¿Qué significa esta respuesta? Significa que debemos ser totalmente uno en el acto de comer y totalmente entregados al acto de dormir. Como ya decía la mística cristiana Santa Teresa: «cuando gallinas, gallinas, cuando ayuno, ayuno». Esta es la actitud zen. Empieza por hacer con la máxima atención las cosas más cotidianas como respirar, andar y limpiar un plato. Entonces ya no hay dualidad: estás todo tú en todo lo que haces. Por eso, obedece a la lógica secreta de la realidad sin la pretensión de interferir en ella. Acogerla con el máximo de atención nos hace integrados porque no nos distraemos con representaciones y palabras.

Esta actitud le ha faltado al Occidente globalizado. Estamos siempre imponiendo nuestra lógica a la lógica de las cosas. Queremos dominar. Y llega un momento en que ellas se rebelan, como estamos constatando actualmente. Si queremos que la naturaleza nos sea útil, debemos obedecerla.

No dejaremos de producir y de hacer ciencia, pero lo haremos con la máxima conciencia y en sintonía con el ritmo de la naturaleza. Orientales, occidentales, cristianos y budistas pueden usar el zen de la misma forma que peces grandes y pequeños pueden morar en el mismo océano. Es otra forma de vivir que puede enriquecer nuestra cultura en crisis.

Fuente: Koinonia
Leonardo Boff es teólogo, filósofo y escritor, más información en Wikipedia

4 comentarios:

  1. Estoy muy de acuerdo con tu post. Solo dejame decirte que puede que algunas ideas se presten para una interpretación errónea, ya que suponer que el zen busca algo en particular tiende a generar la idea de conseguir algo a través de él.
    El zen no busca nada, no pretende nada y no es necesario explicar nada acerca de él. El zen es el retorno o el encuentro del hombre con su propia vida, la vida que se encuentra en el vacio interior y que está mas alla del mundo de las formas y los fenómenos y que jamás se ha perdido ya que siempre estuvo ahí… al alcance de cada uno de nosotros.
    Al practicar zazén (que es el zen) ya se tiene todo, uno se convierte en un buda y nada debe buscarse, ni siquiera el satori que ha sido tantas veces descrito por diversos autores. Zazén es satori.
    La idea de pensar que con el zen puede desandarse un camino que la humanidad ha recorrido durante varios siglos no me parece acertada y menos aun si se piensa que usando al zen como herramienta podemos conseguir cosas con una mayor calidad en cualquiera de los sentidos con que esto pudiera interpretarse.
    Pensar de esta manera sería justamente caer en la critica tan acertada de tu post.
    Estoy de acuerdo, si... pero aun no has llegado al fondo...
    Un abrazo y felicitaciones por tu blog.

    ResponderEliminar
  2. Gracias por tu muy interesante comentario, le da más valor al artículo, se ve que conoces bien el Zen,

    saludos cordiales de Cristóbal

    ResponderEliminar
  3. muy buen artículo, coincido con que el zen no es una herramienta pero describe un camino desde (lo que no es zen" hacia un estado de conciencia con el todo. Gracias

    ResponderEliminar
  4. Gracias María por tu comentario, en mi opinión Leonardo Boff insiste en este artículo en sus ideas de siempre, el mundo está en crisis por un dominio de la mente racional, instrumental y análitica, que mira la realidad desde la perspectiva de sus necesidades, miedos, deseos... intentando siempre dominarla,

    y la solución comienza con una nueva mirada a la realidad:

    "Entonces ya no hay dualidad: estás todo tú en todo lo que haces. Por eso, obedece a la lógica secreta de la realidad sin la pretensión de interferir en ella. Acogerla con el máximo de atención nos hace integrados porque no nos distraemos con representaciones y palabras."

    la cosas son como son, no como quieres que sean o te gustaría que fueran, o temes que sean,

    es lo que E. Tolle llama el Poder del Ahora, en definitiva, una nueva conciencia, que es para lo que editamos este modesto blog,

    gracias a los dos por vuestros comentarios, y la puntualización de que el que busca no encuentra, el propio acto de buscar le aleja de lo que busca, que sólo encontrará cuando deje de buscar, porque siempre ha estado ahí,

    saludos de Cristóbal

    ResponderEliminar

Por favor, no hagas comentarios insultantes o injuriosos, ni difames o acuses de faltas o delitos no probados

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.