En el mundo de la empresa innovadora, la práctica de la meditación regular y frecuente se va imponiendo con naturalidad, y se promueven espacios de silencio para poder mirar el entorno (y mirarse) con mayores dosis de imparcialidad y equilibrio. La meditación abre, cada vez más, las oportunidades a una gestión de las organizaciones en que las emociones tengan un papel más valorado y reconocido al mismo nivel que las aptitudes y las actitudes.
El estrés y la ansiedad, por ejemplo, se han convertido en una de las mayores causas de falta de competitividad y de baja laboral. Si añadimos la falta de relajación y de descansos adecuados, se produce un alarmante descenso de nuestra energía vital, condicionando nuestro estado de ánimo y éste, a su vez, nuestro comportamiento y rendimiento global.
El contexto de crisis, con sus escenarios de incertidumbre y complejidad, ha castigado duramente los delicados equilibrios emocionales que la vida moderna exige a las personas. “No he parado ni un minuto”, es la frase recurrente que refleja una ocupación constante, sin pausa (descanso), ni silencios (reflexión), que perjudican enormemente la calidad de cualquier tarea. Las empresas se han dado cuenta del potencial que para la productividad y la innovación tienen el silencio reflexivo y la calma serena.
Mientras, la política parece que ignora estas consideraciones y desprecia la meditación y el cuidado del espíritu como estructura medular del carácter de nuestros representantes. La dimensión espiritual de la persona, por ejemplo, no puede ser ignorada, tampoco, desde la izquierda renovadora y mucho menos desde el socialismo democrático que tiene una base electoral y sociológica de cultura católica muy amplia y un anclaje histórico con las comunidades de base cristianas y los sectores renovadores de la jerarquía. Pero no estamos hablando de religión… ni de iglesias. Hay que multiplicar los gestos hacia las comunidades laicas y creyentes comprometidas con la acción social, sí; pero acercarnos también con respeto e interés hacia otros espacios de trascendencia espiritual no específicamente religiosa.
Hasta ahora, la izquierda se ha movido con un reduccionismo simplista considerando lo espiritual como un fenómeno meramente religioso. Gran error. Lo espiritual, entendido como el sentido que le damos a las cosas y a nuestra vida, permite residenciar en valores y principios los verdaderos reguladores de nuestro comportamiento. Y ahí radica su potencial para la política. Un gestor público debe ser una persona de densidad moral y ética, y para ello es imprescindible una actitud reflexiva y pausada y una vida interior rica y equilibrada.
La política, con sus ritmos mediáticos y su inmediatez táctica, aleja a nuestros representantes, demasiadas veces, de la ponderación y la distancia imprescindibles. Nadie reclama, por ejemplo, tiempo para evaluar la respuesta adecuada, para estudiar una propuesta, para pensarla con calma. Es como si la distancia cautelar que tantas veces debería guiar la actuación pública, sea un demérito o un defecto. Todo lo contrario.
Hay un nuevo espacio para la política meditada. La ciudadanía lo está pidiendo a gritos. La meditación, el silencio, el retiro, el estudio, deben de estar presentes en la vida política y en nuestros líderes. Necesitamos políticos con mayor capacidad de escuchar su interior y de compartir experiencias de profunda e intensa concentración personal. Una espiritualidad humana, profundamente humanista, como base de otra política.
Necesitamos líderes reflexivos, capaces de meditar, de buscar en su equilibrio personal la fuerza y las ideas que guíen su actividad. Puede ser una dimensión religiosa, pero no necesariamente. Debemos fomentar las prácticas que buscan el equilibrio y la armonía como el yoga o el tai-chi y acercarnos a ellas con una nueva naturalidad. En España todavía hay un prejuicio latente hacia tales disciplinas que, ignorantes e petulantes, algunos identifican como “raras”.
Martin Boronson, autor del best seller “Respira” (Urano) nos anima a recuperar el control personal con sólo un minuto al día. Y recomienda seguir cuatro pasos: crear un lugar de silencio y soledad; sentarse en una silla con la espalda enderezada, con las manos y las piernas relajadas pero inmóviles; activar el reloj avisador en un minuto exacto, y cerrar los ojos, centrando la atención de la mente en la respiración hasta que suene la alarma. ¿Se lo imaginan? Y todavía más: ¿Se imaginan a nuestros políticos con este minuto de serenidad?
Creo que la política necesita de estos minutos “de oro”. Y la comunicación política, todavía más. Durante el verano, algunos líderes políticos han recomendado a sus adversarios que “se relajen” o “se retiren a un monasterio”. La sugerencia, si reflejara una reivindicación sincera e incluyente de la política meditada, sería un cambio notable que deberíamos aplaudir. Pero dicha con un cierto desdén y como una invectiva, refleja un prejuicio sobre el valor del retiro y de la relajación en la vida pública.
El descrédito de la política y de los políticos tiene que ver –y mucho- con el deterioro del lenguaje político. Dime como hablas y te diré quien eres (y cómo eres). Deberíamos relajarnos, sí; pero para pensar mejor y ver si hay algo en el interior que valga la pena. Y, sólo entonces, abrir la boca.
Antoni Gutiérrez-Rubí es Asesor de comunicación
Fuente: El Periódico (05/09/09)
También puedes ver el artículo en el blog de Antoni Gutiérrez-Rubí
Totalmente de acuerdo. Desde la modestia soy un político (del PSOE) que practico, trato de practicar una visión de las cosas, las particulares incluidas lógicamente, desde una dimensión espiritual. Me hace gracia que algunos me definen cariñosamente como "rarito". Soy Budista y eso es más complejo de entender por algunos de la "izquierda anti-religiosa". Gracias por el texto. Aprovecho para recomendar mi blog, donde trato de buscar ese equilibrio espiritual y político. Mi blog se llama SOCIALISMO ZEN y está en www.socialismozen.es.
ResponderEliminarGracias,
Miguel Aguado
No creo que a los politicos solo necesiten para mejor su desempeño un "rato de meditación" como para arreglar las cosas, sino también entender las complejidades en cual estamos sumergidos y trascenderlas. Algo en cual concuerdo con Ken Wilber, que el desarrollo espiritual no tiene una clara relación con el desarrollo intelectual y de moral. Estas últimas se adquieren de forma mental, en cual, podemos meditar y seguir manejandonos en el mundo mental desde las logicas ambiguas y/o duales, a mi juicio para las complejidades de nuestras sociedades actuales se requiere logicas paradojas e integrales. Saludos y gracias,
ResponderEliminarRodrigo Rapoport
Gracias a los dos por vuestras interesantes aportaciones,
ResponderEliminarestimado Miguel, gracias por pasarte por aquí, sigo tu blog y tus artículos en ElPlural.com, me encanta eso del "socialismo zen",
en respuesta a Rodrigo, creo que la meditación es un primer paso, es sólo el primero, pero por algo se empieza,
un abrazo de Cristóbal
Si el político meditara sobre temas realmente transcendentales, llegarían a la conclusión que nuestra "partitocracia" es una democracia de segunda, poco representativa y una verdadera tomadura de pelo para el elector.
ResponderEliminarEnhorabuena por tu blog, te invito a que te pases por el directorio web/blog www.cincolinks.com podrás promocionar tu web, con tu ficha y tus votaciones y valoraciones, con un método de intercambio de visitas llamado 5links! con el que tu blog será visitado tanto como visites a los demás y que harán que tu blog se de a conocer por toda la red. Pásate ;)
ResponderEliminarCreo que tu blog encajará perfectamente en la comunidad, y el foro estará encantado de recibirte.
Saludos, espero verte por www.cincolinks.com.
Muchas gracias. Acabo de publicar tu artículo en mi blog (www.socialismozen.es), lo leen bastantes políticos (al menos de mi partido por lógica afinidad conmigo) y creo que será buena su lectura. Si no estuvieses conforme con su publicación indícamelo y lo elimino. Muchas gracias.
ResponderEliminarMiguel Aguado Arnáez
Estimado Miguel, cómo no voy a estar conforme con su publicación, al contrario, lo primero es que el artículo no es mío, y lo segundo es que la intención de publicarlo en este modesto blog es precisamente para darle difusión, y si le das difusión en tu blog, que leen políticos, mucho mejor,
ResponderEliminartambién se ha difundido en Facebook y otras redes,
seguimos en contacto,
saludos cordiales de Cristóbal