Desde una perspectiva cristiana, el capitalismo es un sistema inhumano que clama al cielo, un pecado colectivo
En estos días asistimos a la escenificación del principal misterio de la existencia humana. Lo de menos es que sea una escena vinculada a una religión concreta. A cualquier persona que tenga todavía un mínimo de sensibilidad (a pesar del ambiente anestesiante que provoca la minoría que monopoliza el poder económico) le inquieta no saber por qué y para qué está en el mundo. La Navidad cristiana pretende responder a estos interrogantes con un mensaje que muy pocos se toman en serio. Se trataría de una encantadora leyenda popular: Dios (con todo lo que significa en nuestra cultura) ha tomado la condición humana en el niño Jesús, que en su madurez morirá crucificado, pero así redime nuestros pecados. Si creemos que es Dios, nos concederá, tras la muerte, la eterna beatitud de estar con él. Así explicadas las cosas, no convencen a un adulto del siglo XXI con cierta cultura. La Iglesia católica presume de monopolizar las respuestas correctas, pero estas aún convencen menos. Y es que no se trata de creer o no creer, de tener fe o no tenerla. Es cuestión (fundamental) de lenguaje. Lo primero que hay que aclarar es la divinidad de Jesús de Nazaret, explicada por la moderna cristología en términos más razonables y comprensibles.
Siempre se habló sobre la divinidad de Jesús. Ahora se destaca la divinidad en Jesús. No se le endiosa, se le entusiasma. El teólogo Karl Rahner sostiene que Jesús no es un dios que se reviste de humanidad como si fuera un traje. ¿Qué valor ejemplar tendrían sus buenas obras si las hacía un dios omnipotente? Tener dos naturalezas (la divina más la humana) no aclara nada y lo complica todo. ¿Cuándo es humano Jesús y cuándo no? La realidad es que era un hombre normal, cada vez más consciente de su vocación o llamada divina: la que brota de la entraña de todo ser humano; lo que de Dios tenemos todos por el simple hecho de estar vivos. La encarnación de Dios en Jesús no es una irrupción celestial, sino algo radical de la singular materia humana, que lleva la huella de la mano que la moldeó. El obispo claretiano catalán Pere Casaldàliga lo llama «el ADN divino». Esa conciencia radical es una llamada a la responsabilidad social y política. El Dios del profeta galileo es un dios revolucionario que no soporta la injusticia y la opresión. Todo ser humano es sagrado. Luchar contra todo mal que se le haga es un deber religioso que puede conllevar vivir crucificado. Todos, creyentes o no, coinciden, por humanidad, en que la vida debe regirse por el amor y no por el odio egoísta. En ese sentido, el cristianismo es la religión más humana, pues todo lo cifra en el amor universal sin discriminación y en su correlato, el combate no violento por la justicia, la sociedad sin clases y la liberación de los pueblos explotados. Desde una perspectiva cristiana, el capitalismo es un sistema inhumano que clama al cielo; un pecado colectivo, una sustitución sacrílega del Templo por el Mercado.
Siempre se ha hablado mucho del silencio, la ausencia y la muerte de Dios. Se le ha negado poder y bondad, pues permite el mal cuando no lo provoca a través de religiones fanáticas, violentas, intolerantes, de moralismo rígido e inhumano. Todo ello es un reconocimiento implícito y espontáneo de que ese Dios no puede ser verdad. La gente intuye que, si existe un Dios, no debe ser así. Porque la naturaleza humana sabe ya, tras unos cuantos siglos, lo que es humano y lo que no lo es. La Iglesia vaticana y jerárquica ha dado a menudo pruebas de inhumanidad. En cambio, muchos increyentes han tenido más fe en lo humano. Su increencia lo era respecto a la versión oficial de Cristo, pues su fe era la misma, en la práctica, que la de Jesús de Nazaret. El teólogo jesuita González Faus ha dicho: «A muchas autoridades eclesiásticas inquisidoras les molesta tanto la palabra Jesús que han dado orden de que en catecismos y libros de texto no se diga Jesús, sino Cristo. Quizá por eso asistimos hoy a persecuciones crueles, que se excusan con que algunos (…) niegan la divinidad de Jesús. No es que la nieguen. Es que, a través de Jesús, se le da a Dios un rostro que no es el que quisieran los inquisidores. Porque los pone en evidencia».
La entrañable leyenda de nuestra infancia es que un niño pobre (que es Dios) nace en un establo porque nadie acoge a su madre embarazada una fría noche de invierno. Parece ser que las cosas ocurrieron de otro modo, pero la leyenda responde a un sabio instinto popular, el verdadero: Dios es un dios humano, desvalido y pobre, al que nadie acoge. El Dios que se hace presente en el mundo (en el doble sentido de presencia y regalo) se identifica con todos nosotros para que nos identifiquemos con él y, como Jesús, le imitemos en su amor por todos y en el combate por la paz en la justicia. Más allá del cava, el belén y los regalos, conmemoramos (hacemos memoria juntos) el principal misterio de la existencia humana: estamos hechos a imagen y semejanza de Dios. Seamos, pues, un Dios humano, desvalido y pobre, para que nos acojan como algo suyo los humillados y ofendidos de la Tierra.
José Antonio González Casanova es Catedrático de Derecho Constitucional. Autor de El Dios presente
Fuente: El Periódico de Catalunya
Cristóbal, gracias por difundir el artículo de González Casonova.
ResponderEliminarMe he permitido la libertad de citarlo y de enlazar con tu bitácora para que sea leído por más blogueros.
Te deseo lo mejor para estas fiestas, cuyos significados cristianos y humanos son año tras año prostituidos, y que el 2010 te sea propicio.
Un abrazo.
Estimado Félix, gracias por compartir el artículo, recibe también mis mejores deseos en estas fechas para ti y los tuyos,
ResponderEliminarfelicidades una vez más por la gran labor que haces con tu blog, aportando luz sobre tantos temas,
nos seguimos,
un abrazo cordial de Cristóbal
Gracias Cristobal por compartir. Me encantó el artículo.
ResponderEliminar¡Felices fiestas!
Gracias a ti, mis mejores deseos también para estas fechas,
ResponderEliminarun abrazo de Cristóbal
Hola, feliz navidad Vengo del Blog de Félix, y agradezco este artículo como una bocanada de aire puro y un momento de clarividencia. Lo archivaré en mi disco duro cerebral y en el auxiliar.
ResponderEliminarSólo comentar (a la 2ª 3ª y 4ª linea) que la anestesia de la sensibilidad no sólo se le puede achacar a los poderes económicos y políticos: el problema es más profundo, es una crisis de educación, de sentido crítico, de responsabilidad, de valores... Cada persona es responsable de su propia anestesia, de anestesiarse a si mismo o de dejarse anestesiar. Pero creo que estamos saliendo de esa crisis existencial global.
Y teniendo sensibilidad, mi no me produce inquietud no saber por qué ni para qué estoy en el mundo: nadie tiene la respuesta y probablemente nadie la encuentre: buscar subterfugios como la religión es muy cómodo, pero los que lo necesiten y a los que les sirva, pues estupendo para ellos: que se hagan su composición vital, y si su religión incluye los valores positivos que tiene el cristianismo y todas las religiones y filosofías, pues mejor que mejor. Saludos navideños: Paz en la justicia, Suerte y prosperidad. Y gracias. A diós. Pedro L. Vigo.
Gracias Pedro por compartir tu interesante opinión, recibe mes mejores deseos también,
ResponderEliminarsaludos cordiales de Cristóbal
El Profesor González Casanova habla de: "La entrañable leyenda de nuestra infancia" y le da su personal interpretación. Deberá reconocer respetables también otras posibles versiones sobre el nacimiento de Dios en un establo. Inició una revolución que aún está pendiente. Basada en el Amor a todos. Hoy, en este mundo, seguimos sin enterarnos.
ResponderEliminarSin embargo, el capitalismo es la consecuencia de los monoteismos. El abandono del animismo en pro de algo tan abstracto permitió la explotación del planeta.
ResponderEliminarEl capitalismo depredador tiene su fundamento en un monoteísmo que le facilitó las cosas ideológicamente hablando
Hola Jesús, gracias por tu comentario, en mi opinión el capitalismo nace dentro de la corriente luterana del cristianismo, una visión de la vida más individualista que la católica, por eso el sistema tiene más éxito en los países de esa religión,
ResponderEliminarel monoteísmo se da tanto en las regiones cristianas, católicas y musulmanas, y no en todas se ha desarrollado por igual el capitalismo,
en mi modesta opinión más que el monoteísmo es la idea de un dios trascendente, creador de todo y ajeno a todo lo creado, la que puede favorecer la explotación del planeta,
es la idea de un dios inmanente, más "científica" y oriental, una visión sistémica e interdependiente de la vida, la que puede favorecer una idea más ecológica de la vida,
gracias de nuevo y felicidades por tu blog,
un abrazo