5/7/09

El poder de internet, por Manuel Castells

Los jóvenes que luchan en Irán, en internet y en la calle, ya no volverán a pensar y sentir como antes

La revuelta popular iraní contra el fraude electoral ha mostrado claramente el poder de internet. Y ala vez sus límites. El poder, en Irán como en el resto del mundo, depende en gran medida del control de la información y la comunicación. Así, apenas habían cerrado los colegios electorales, con una participación del 85%, la televisión anunció el triunfo aplastante de Ahmadineyad. Algo poco creíble, porque según el propio Gobierno, tras proceder a un recuento parcial, en unas 50 ciudades se encontraron más votos que votantes. Concluyeron que no afectaba el resultado final. Tal vez. Puede ser que Ahmadineyad ganara porque su popularidad es alta entre los sectores pobres y rurales. Pero no por ese margen. Se les fue la mano para asegurar la victoria. Con la comunicación controlada y un Consejo de Guardianes conservador todo quedaba bien atado. No tan deprisa. La gente, sobre todo los jóvenes en las ciudades, salió a la calle a reclamar nuevas elecciones. La represión de las manifestaciones hubiera podido deshacer el movimiento de protesta rápidamente si los manifestantes se hubieran sentido solos y si la población hubiera asumido la ley del silencio impuesta por los medios de comunicación.

Pero, como en tantos otros movimientos en estos últimos años, ahí estaban los móviles y ahí estaba internet. También había una policía de la comunicación altamente sofisticada que, como en otros países, ha aprendido que hay que cortar como sea la auto-comunicación de masas, para así desinformar y aislar al movimiento.

Al principio los móviles jugaron un papel importante, tanto en la coordinación de la protesta como en el acceso a la red. Pero cuando sintió la fuerza de la indignación el Gobierno desactivó las redes de los operadores de móviles, y los móviles se convirtieron sobre todo en cámaras de grabación para registrar las imágenes de la revuelta y la represión, como en el asesinato de Neda.

Internet fue distinto. Ningún país se puede permitir desconectar la red por completo porque hay centros neurálgicos de actividad que dependen del acceso a internet. Lo que el Gobierno iraní intentó fue controlar los servidores y bloquear todos los que pudo. Sin embargo, como internet es global, la comunidad internauta acudió al rescate, proporcionando servidores alternativos, abriendo acceso a servidores proxy cuyas direcciones informáticas no podían ser personalizadas y, además, lanzando ataques contra los servidores del Gobierno por medio del desvío de sus direcciones hacia sitios con tráfico intenso capaz de saturar a dichos servidores. Es decir, batalla informática en toda regla, desde Irán y desde fuera de Irán. Aquí fue decisivo el alto grado de participación de los jóvenes iraníes en la blogosfera y en las redes sociales de internet. En mi visita a Irán hace tres años pude contrastar con investigadores que había 500.000 blogs activos (ahora hay más de 700.000), un 40% publicados por mujeres.

Y hay millones de jóvenes (que representan el 70% de la población) que participan activamente en Facebook, YouTube, Twitter y demás redes de comunicación que escapan a cualquier control centralizado. La prensa internacional ha destacado el papel de Twitter,pero en realidad algunos analistas han mostrado que su uso fue más limitado de lo que se ha dicho y altamente concentrado en el exterior. Incluyendo un sospechoso elevado número de mensajes procedentes de Israel.

Pero en su conjunto, internet fue el canal de comunicación mediante el cual los jóvenes iraníes se mantuvieron informados y coordinados y la única ventana al mundo que tuvieron y que el mundo tuvo sobre Irán. Las redes sociales en internet pasaron a ser la principal fuente de información sobre lo que ocurría en un país decisivo por su relevancia geopolítica. Algo que, significativamente, puso muy nerviosos a los medios de comunicación.

Porque para ellos el perder el monopolio de la información es perder el negocio, a menos que vayan acostumbrándose a cooperar fructíferamente con el llamado periodismo ciudadano,en el que la gente produce y distribuye su propia información. Hay buenas prácticas profesionales en ese sentido. Por ejemplo la BBC recibe una enorme masa de información espontánea y gratuita, pero luego la filtra mediante un nutrido departamento de verificación de la información antes de difundirla. Ahora bien, la idea, expresada en medios internacionales durante la crisis de Irán, de que sólo los profesionales de los medios son fiables por su ausencia de sesgo es cuando menos sorprendente, ya que consta que algunos de ellos han informado sobre las crisis de Oriente Medio integrados en las unidades del ejército israelí o estadounidense. En cualquier caso tendrán que habituarse a que en situaciones de crisis las personas pasan a ser protagonistas no sólo de la acción sino también de la información. Y los gobiernos tendrán que habérselas con ciudadanos que tienen la capacidad autónoma de comunicación y de información porque están enredados localmente y globalmente.

Con todo eso, Ahmadineyad y su patrón Jamenei se ríen del mundo y se prometen un largo reinado de intransigencia y teocracia en una sociedad que se ha transformado en altamente educada, moderna y con un protagonismo creciente de las mujeres, como pude constatar en mi vivencia directa en ese extraordinario país. Algo en lo que coincido con mi amigo Tomás Alcoverro, el más lúcido de los corresponsales en Oriente Medio. De modo que queda ahora claro que no se puede controlar internet ni con todos los medios del Estado, y menos en una situación de crisis. Pero también que el cambio social y político depende de otros muchos factores. Aun así, el poder de la comunicación es el de su efecto sobre las mentes, el hacer sentirse relacionado con el mundo. Y en ese sentido, los jóvenes que lucharon y luchan en Irán, en internet y en la calle, ya no volverán a pensar y sentir como antes. Y si la gente piensa distinto no hay policía que aguante en el largo plazo. Y si no, que se lo cuenten al sha.

Fuente: La Vanguardia
Más información sobre Manuel Castells en Wikipedia

6 comentarios:

  1. ¿seguro, Manuel Castells, que la mayoría de iraníes no votaron a Ahmadineyad?. Parece que las encuestas previas que manejaban los medios occidentales antes de las elecciones no apuntaban exactamente hacia una derrota electoral del actual presidente, sino más bien hacia todo lo contrario. Si aplicamos la lógica de los pueblos asediados por una amenaza exterior, que puede ser real o fabricada (los EEUU atacados por el terrorismo del 11-S, el Israel "atacado" por Hamas...) se suele votar a la tendencia más nacionalista. Irán tiene a un ejército hostil muy poderoso echándole el aliento en su frontera este y otro en su frontera oeste. En este caso la tendencia más nacionalista era Ahmadineyad y, por tanto, lo lógico es que ganara fácil. Cuidado con el "feisbuk", el "tuiter", los "eseemeeses" y demás deslumbrantes ciberinventos no vaya a ser que también tengan su truco.

    Saludos a todos.

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  2. Un nuevo comentario aclaratorio: El artículo de Manuel Castells comienza mencionando justo al principio la palabra "fraude", deslizando la idea de que realmente Ahmadineyad no ganó las elecciones. De ahí mi comentario posterior. Una segunda puntualización para que podais identificarme:

    http://alterglobalizacion.wordpress.com

    PD: Por supuesto esta discrepancia puntual con la línea editorial de este magnífico blog no disminuye en nada el enorme aprecio que me merece. Gracias por todo, Cristobal.

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  3. Hola Javier, gracias por tus dos comentarios,

    creo que Castells habla de fraude porque el mismo régimen ha reconocido que ha habido fraude en el recuento parcial en 50 ciudades que ha dado más votos que votantes, con otras palabras, han votado hasta los muertos, pero es que además el régimen ya había decidido de antemano quien iba a ganar, y por eso anuncia el resultado oficial al poco de cerrar los colegios electorales, no esperaron ni a contar los votos,

    a pesar de eso, el propio Castells dice que "Puede ser que Ahmadineyad ganara porque su popularidad es alta entre los sectores pobres y rurales", creo que lo más probable era la victoria del candidato del régimen, entre otros por los argumentos que citas,

    y en cuanto a las redes sociales, creo que también habla Castells de que la experiencia de Irán demuestra las posibilidades y también los límites de Internet,

    un abrazo de Cristóbal

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  4. Muy bien, creo que la acotación es necesaria sobre todo pensando en que cuando la gente lee cientos de veces la palabra "fraude" asociada a unas determinadas elecciones lo que automáticamente se piensa es que el candidato más votado no ha sido reconocido como tal. Esa es la idea de fraude que todos tenemos en la cabeza, no la de un desfase en el recuento de votos que en nada afecta al resultado global ni al nombre del vncedor. Sin embargo, ni por asomo, creo que ese sea el caso en estas elecciones. Musavi no ha sido el candidato más votado.

    Mi punto de vista, muy particular, sobre la cuestión es que todo esto ha sido una enorme campaña internacional de deslegitimación contra Ahmadineyad, con ayuda de los nuevos medios de comunicación de última generación. Mis amigos me llaman paranoíco pero nadie me quita la idea de que los servicios secretos de Israel han estado detrás de todo este enorme experimento de control social sobre la opinión públicas a distintas escalas geográficas. ¿Por qué empiezan a circular mensajes, con falsa información, anunciando la victoria de Musavi en el mismo momento en que se cerraron las urnas electorales? ¿Quién y desde donde se envían, de forma masiva, esos mensajes?

    Aprovecho la ocasión, Cristobal, para felicitarte por tu excelente posición en technorati. Estás a punto de entrar en el "top 100.000", lo cual no es "moco de pavo", con un índice de autoridad creciente.

    ¡Enhorabuena por tu trabajo!.
    Javier-alterglobalizacion.

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  5. yo creo que no necesitamos lideres, solo unos cuantos asesores que sepan como manejar el dinero en una economia

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  6. Imagino que tu comentario propone un gobierno de técnicos y acabar con la política partidaria, puede que el futuro vaya por ahí, la clase política se está desprestigiando en todo el mundo cada día que pasa, o se renueva o desaparece, aunque te confieso que no estoy seguro de que el cambio sea a mejor,

    saludos de Cristóbal

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