2/7/09

"Seguimos profesando la religión del despilfarro"

Entrevista a Joaquim Sempere, experto en conflictos socioecológicos

Tengo 67 años. Nací y vivo en Barcelona. Soy doctor en filosofía y profesor de sociología, investigador de las necesidades humanas y de su impacto medioambiental. Estoy casado y tengo tres hijos treintañeros. Soy socialista de izquierdas. Soy ateo. Amo caminar por el monte

Acuse.

Seguimos profesando la religión del despilfarro.

Argumente.

Compramos bienes que han sido fabricados para durar pocos años, cuando podrían fabricarse para funcionar durante muchísimos años más.

¿Qué productos?

Coches, electrodomésticos... Los hacen para que fallen a los pocos años, calculan su obsolescencia. Pero nos incitan a quererlos ¡y los queremos sin cuestionarnos nada! Y la industria nos inunda de modas pasajeras, productos nuevos sustitutos de otros...

Los necesitamos.

Las necesidades las determina tu red social: lo que hoy consideramos imprescindible ¡no lo necesitábamos años atrás!

¿Se refiere a mi móvil?

Y ordenador, televisor, microondas, lavaplatos, aspirador... ¡tantos objetos sin los que habíamos vivido siempre!

¿Dónde trazo la frontera entre necesario y superfluo?

Las únicas necesidades básicas universales son comer, beber y dormir, además del afecto y el reconocimiento.

¿Me propone volver a las cavernas?

No, pero sí que seamos conscientes del abusivo consumo energético actual. ¿Es sostenible en el tiempo?

¿Lo es?

Lo sería si aprovechásemos la energía con más eficiencia, y si obtuviésemos energía de otras fuentes. De lo contrario...

¿Qué?

Hoy extraemos el 80% de nuestra energía de los combustibles fósiles - petróleo, carbón, gas-¡a sabiendas de que tienen fecha de caducidad!

¿Cuándo se nos acabarán?

Declinarán irreversiblemente dentro de unos 20 años, según la mayoría de cálculos.

Y luego, ¿qué?

Perderemos nuestro actual confort, a menos que empecemos a actuar ahora mismo.

¿En qué sentido?

Invirtiendo dinero en energías renovables: eólica, solar fotovoltaica, solar térmica...

Y nuclear, señor Sempere.

¡No! Es una herencia ruinosa para nuestros hijos y nietos: cada euro invertido hoy en energía eólica produce lo mismo - y sin residuos ni riesgos, e indefinidamente-que cada euro invertido en energía nuclear.

Pero los molinos eólicos devoran mucho espacio natural, bellos paisajes...

Es su única desventaja, pero si queremos mantener nuestro confort...

¿Y si sigue creciendo la población, qué?

Es un problema. Habrá que generar más energía… o consumir un poquito menos cada uno. Los recursos del planeta están al límite: lo sensato, pues, es ser más austeros.

¿Cómo hacemos eso en la práctica?

¡Hay todavía muchas medidas que adoptar para sacarle más partido a la energía!

Dígame y voy tomando nota.

Fabricar un tipo universal de cargador de móviles. Imponer un mejor aislamiento térmico de nuestras viviendas (¡ahorraremos millones en calefacción!). Fabricar sin obsolescencia. Reciclar metales en la industria metalúrgica. Reutilizar botellas de vidrio. Depurar aguas. Calentar el agua con energía solar. Prohibir la bombilla incandescente, sustituyéndola por la de bajo consumo (da la misma luz consumiendo cinco veces menos)... ¡Preservemos nuestro confort, pero con menos consumo de recursos!

¿Alguna otra idea ahorradora?

Fomentar el transporte público y también un eficaz sistema de alquiler de coches.

¿Algo así como un bicing de coches?

Sí. Haga números: ¡tener un coche en propiedad es un despilfarro! Dos, no le cuento.

¿Desde cuándo nos atrapa la tentación del despilfarro?

Está en la naturaleza humana, pero la agrava el mimetismo social: lo que desde siempre hacían unas minorías dominantes (para distinguirse) ¡acabaron haciéndolo las masas en la segunda mitad del siglo XX!

Y se disparó el consumo de recursos.

En los últimos 200 años, la población mundial se ha multiplicado por siete, ¡y la producción de bienes se ha multiplicado por sesenta! Por eso debemos cambiar la economía cowboy por la economía nave Tierra.

¿Qué dos economías son esas?

La primera consiste en ocupar nuevas tierras a caballo, dejando atrás las que agotaste. La segunda, vivir como los astronautas en vuelo espacial: ¡reciclan incluso la orina, y con poco agua subsisten sin problemas!

Veo muy difícil cambiar de paradigma...

Tiene usted razón: somos cortoplacistas y sólo reaccionaremos a las malas, a la fuerza, ¡cuándo ya no nos quede más remedio!

Y lo que ahora más preocupa, a corto plazo, es el paro.

Que es consecuencia de tantos excesos acumulados por este sistema de crecimiento desmedido, expansivo. Un sistema económico basado en la avidez de ganancias más que en el bienestar de las personas. Y aquí me gustaría decirles algo a los sindicatos...

Dígalo.

Más que el consumo privado, ¡defended el Estado del bienestar! Es nuestra garantía de futuro. O nos quedaremos a la intemperie. Propongo un socialismo de mercado: ¡sin regulación no hay libertad viable!

¿Algo más, para completar su modelo?

Menos consumo y más inversiones en energías renovables. ¿Y por qué un banco tiene que ser negocio? Nacionalicemos la banca.

............

Mejor con menos

Estudioso de las necesidades humanas, Sempere contiene las suyas: luce un reloj con mucho tiempo encima y no gastaría en ropa nueva si su mujer no le presionase. Se hizo una casa con arquitectura bioclimática en la que todo se enciende y calienta con energía solar. Habla con voz queda, como si no quisiera desgastar el aire. Militó hace años en el PSUC "por compromiso ético" y lo dejó "falto de vocación de político profesional". Hoy escribe libros como Mejor con menos (Crítica), con datos y esta idea: si en 1941 la socioeconomía estadounidense fue capaz de reconvertirse en pocas semanas al servicio de la guerra, ¿no podremos hacerlo en favor de la austeridad y de la sostenibilidad del bienestar?


Fuente: Entrevista de Víctor-M. Amela en La Contra de La Vanguardia

8 comentarios:

  1. Excelente entrevista y mejores reflexiones. No me he resistido a la tentación de dedicarle un texto en mi bitácora para recomendar la lectura de tu post.
    Un abrazo.

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  2. Muchas gracias Félix por tus palabras y la cita, realmente las respuestas son geniales pero las preguntas también son magníficas, es una muy buena entrevista, en mi opinión,

    ya sabes que leo tu bitácora con atención, haces una reflexiones muy interesantes sobre los temas de actualidad,

    un abrazo de Cristóbal

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  3. Gracias por compartir tan magnífica entrevista. Vi la referencia en el blog de Félix, al cual también le agradezco el enlace.

    Sempere dice grandes verdades que parece que no queremos (o no interesa ver), por ejemplo, la caducidad de todo lo que se fabrica. Hoy no se arregla nada, todo se tira y se compra nuevo, desde un móvil, una plancha, cualquier cosa y hace poco no era así.

    Estamos en una espiral vertiginosa de falsas necesidades pues como bien señala Sempere a la pregunta:

    ¿Dónde trazo la frontera entre necesario y superfluo?

    Las únicas necesidades básicas universales son comer, beber y dormir, además del afecto y el reconocimiento.

    El mensaje a los sindicatos es muy bueno.

    Un abrazo

    Amparo

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  4. Gracias a ti Amparo por compartir tu comentario,

    leo a Sempere desde hace más de 20 años, y creo que es de los intelectuales de izquierdas que mejor ha comprendido las novedad política que supone el ecologismo, el pacifismo y el feminismo,

    como he escrito en otro comentario, no es más feliz el que más tiene sino el que menos necesita, y en el nuevo tiempo que se avecina con la crisis todos deberíamos aprender esta lección,

    un abrazo de Cristóbal

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  5. Creo que Sempere debiera haber hecho más enfasis en la educación - que no es lo mismo que adoctrinamiento - y menos en un discurso puramente verde.
    La gente con mayor educación y formación son los menos consumistas y más responsables con el medio ambiente.
    Son los primeros que se gastarán los cuartos en aislar su casa e instalar paneles solares, reciclar basura y pedir una mayor calidad a los productos que se compran: generalmente son los más caros los más duraderos.

    Saludos a todos,
    RR

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  6. Interesante comentario, la educación es el cambio fundamental, y no sólo de la población en edad escolar,

    saludos de Cristóbal

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  7. Hola,
    Creo que las reflexiones de sempere son un poco simplistas porque se centra en aspectos que no son energéticamente importantes: los cargadores de móviles no son un problema digno de mención y las bombillas de "bajo" consumo no suponen más que un porcentaje muy bajo del consumo total.

    ¿Cual es el consumo más importante? Industria y automoción y después el doméstico.

    ¿Cómo pensamos hacer que los trailers de 500 caballos funcionen con baterías o energía solar? Es imposible, sencillamente.

    El problema (que intenta llegar a esbozar pero por lo delicado del asunto lo esquiva) es que vamos a tener que bajar nuestro confort HAGAMOS LO QUE HAGAMOS: vamos, que vamos a tener que bebernos nuestra orina :) :(

    El gran problema es la superpoblación. No la población: la super- población.

    Y a eso... ¿quien le pone "solución"?

    Pues nada, sin esa solución: a bebernos nuestra orina.


    Emilio, Sevilla.

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  8. Hola Emilio, gracias por tu interesante comentario, creo que los límites que le encuentras a la entrevista puede deberse a la estructura de la entrevista que haya hecho el entrevistador, que destaca de las respuestas lo que cree más interesante. Sempere lleva muchos defendiendo la necesidad de decrecer,

    el problema es que hasta ahora se planteaba el decrecer como una opción, y en la actual situación de crisis económica mundial el decrecimiento va a ser imposible de evitar, no una opción, coincido contigo en que la crisis es inevitable, que vamos a tener que bajar nuestro confort, sólo espero no llegar al extremo que citas :-)

    en cuanto a la superpoblación creo que la única solución es la educación, en especial de las mujeres del llamado Tercer Mundo, y no se requiere mucho dinero comparando con las cifras que se están gastando los gobiernos en esta crisis,

    pero no sería algo rápido, la educación lleva su tiempo, me acuerdo ahora de que la crisis del 29, similar a la actual, sólo se superó después de la II Guerra Mundial, pero no quiero pensar en lo peor,

    creo que la superpoblación es un problema suicida, pero hay también otros problemas suicidas, por desgracia,

    saludos de Cristóbal

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