3/6/08

Paz perpetua, paz democrática, paz genocida. El sesgo político birmano, por Concha Pinós

Mujer en campo de desplazados internos de Rangún

Trabajar activamente por la restauración de la libertad y la democracia en Birmania, parecía ser el consenso internacional desde las pasadas manifestaciones pacificas de septiembre. Pero en el último mes, a partir del Ciclón Nargis hemos visto como todos los imperativos éticos y morales se hacían agua, igual que los cadáveres del Delta. Ya sabíamos que hay una “paz perpetua” pactada entre los países que no es más que la voluntad de no atacarse los unos a los otros.

Esa "paz perpetua" en el sudeste asiático se ha pactado a cambio de algo. Ya no existe la urgencia de llevar la democracia a Birmania, y toleramos los resultados fraudulentos de unos genocidas, por buenos. Además los financiamos. Esto que estamos viendo se parece a la “paz democrática”. Más o menos que cedemos a la propuesta democrática de la zona a cambio que hay una cierta estabilidad, y no haya tensión entre potencias.

Pero esta cesión que hacemos, no es gratuita. La hemos hecho a cambio de ciertos incentivos económicos que van a parar a los mal-gobernantes birmanos, y a ciertas corporaciones, lobbies que promueven el “vale más eso que nada”. Eso es lo que en política se llamaría “el sesgo político”. Dicho de otra manera: “que nos conviene más que este la Junta Militar Birmana, para oponernos a ella, y ganar de la oposición, o nos conviene más negociar con ella y ver que sacamos por ello”

¿Porque la Junta militar Birmana habría de preferir la dictadura frente a la democracia? ¿Donde está aquí la solución negociada? Si interpretamos “el sesgo a posteriori”, analizando los datos del pasado, desde septiembre y viendo los datos futuros como predecibles. Entendemos la frase de Aung San Suu Kyi “lo peor está por venir”.

Cuando la posibilidad de ganar más con la dictadura que con la democracia en Birmania, se mantiene a la Junta, incluso se la financia y se negocia con ella. Lo que había sido hasta entonces innegociable. ¿Pero quién paga el coste de esta guerra silenciada?

Cual ha sido el pacto de la Comunidad Internacional en el Ciclón Nargis? ¿Porque todos sabemos que no se ha prestado asistencia a las víctimas, después de un mes y seguimos tan tranquilos? … Sea el pacto el que sea, ahora no entraremos en detalle. Hay algunos signos claros: la Junta no será capaz de mantener el acuerdo, sea cual sea. Como hemos visto: no deja entrar a los cooperantes, no entran los helicópteros de la ONU, etc., etc... ¿Qué papel juega el Asean en todo esto? ¿Está el Asean sesgado políticamente hablando? ¿Y la ONU? ¿A dónde han ido los beneficios del Nargis? Está claro que no a las víctimas.

En Birmania existen recursos naturales codiciados por los estados de la zona, y entre esos recursos también se encuentran los “birmanos”. Ahora la población se ha convertido en una nueva forma de “incentivo humanitario”. Se pide por ella, y después no se la asiste. No en todas las culturas se considera la paz como la forma de gobierno más positiva, tal es el caso de la Junta Birmana. Cuya principal actividad ha sido el saqueo, la tortura y el terror de sus comunidades. Se ha venido exaltando todo lo contrario, el culto a los “niños soldados” y a las virtudes propias de defender lo indefendible.

Puede hablarse de la paz perpetua, de paz democrática, de paz social, hasta aquí todo lo habíamos visto. Más o menos teníamos claro que la paz era deseada no solo para uno mismo sino también para los demás, pero ahora estamos a punto de abrir otra categoría “la paz genocida”, o la meta de la estabilidad política en la zona por la obtención de un beneficio y a costa del sufrimiento de millones de seres.

Concha Pinós. Directora de la Campaña Birmania por la Paz-Burma Campaign Spain


Recordamos que en el blog de Birmania por la Paz se puede encontrar información actualizada a diario por Concha Pinós sobre la situación en Birmania

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