La crisis del sistema que estamos viviendo se puede mirar desde esta perspectiva. El analista político internacional Moisés Naím ha publicado un interesante artículo en el periódico El País titulado Crisis española, un guión, en el que compara la actuación del gobierno español ante la crisis con las actuaciones de otros gobiernos de otros países en crisis similares anteriores, para concluir que el guión de la crisis en España ya está escrito. Para Naím las cinco etapas de la crisis son idénticas a las cinco etapas de Kübler-Ross, aunque él ve como última fase la aceptación del sistema en crisis, no su superación. En el artículo, que reproducimos a continuación, se centra en la situación del gobierno español, pero en nuestra modesta opinión se puede extrapolar a la actuación de casi todos los gobiernos ante la crisis, y también la actitud de las personas individuales y los colectivos.
En España la conciencia colectiva se encuentra todavía, en nuestra opinión, en gran parte en la primera fase, aunque desde más o menos el viernes 29 de enero la situación está avanzando hacia la etapa de la ira, la necesidad de echarle la culpa a alguien, después vendrá la negociación, "tiene que haber una forma de salir de esta crisis, como sea", pero seguiremos pensando en salir de la crisis con la misma forma de hacer las cosas de ahora, con más consumo, más endeudamiento, etc, y eso no es posible, por lo que vendrá la depresión, y cuando aceptemos que tenemos que hacer las cosas de otra forma, más ecológica, más solidaria, superaremos la crisis de forma positiva, o eso al menos esperamos. La otra alternativa es que la crisis provoque no un cambio de sistema sino el paroxismo del sistema, con más explotación y autoritarismo, de todos depende nuestro futuro.
Reproducimos a continuación el artículo de Moisés Naím en El Páis:
Crisis española: un guión
El jefe del Gobierno niega que la economía esté en crisis. Sus ministros y otros portavoces denuncian que hay una conspiración internacional de especuladores y medios de comunicación contra el país. Pero los problemas económicos siguen agravándose y se hace cada vez más difícil negar las dificultades. Se produce un cambio de ministros y se anuncia un nuevo plan para dinamizar la economía. El gobierno anuncia pronósticos optimistas con respecto al impacto que tendrán sus planes en el empleo, la inversión, la disminución de la deuda pública y los déficits que desestabilizan la economía. Al poco tiempo, se hace evidente que los pronósticos no se cumplirán y que, al contrario, la situación se agrava. El debate político se enardece, concentrándose en el intercambio de acusaciones acerca de quién es el culpable de la crisis. Los gobiernos anteriores, los partidos políticos, las elites económicas, ciertos grupos sociales o hasta individuos específicos son señalados. La polarización divide el país y el gobierno tiene cada vez menos sustento político para tomar decisiones difíciles.
La confusión acerca de lo que se debe hacer también complica la toma de decisiones. Proliferan las "propuestas para salir de la crisis" avaladas por una institución o un economista prestigioso. Muchas de estas propuestas son contradictorias entre sí, pero las que evitan las decisiones más duras son las mejor acogidas. El gobierno experimenta con algunos de estos paliativos que, desgraciadamente, no hacen mella en la crisis. Aumenta el conflicto social mientras sindicatos, asociaciones empresariales y grupos regionales presionan al gobierno para obtener salvaguardas, subsidios y otras medidas que disminuyan el costo que la crisis está teniendo para sus miembros. La acumulación de medidas sectoriales dificulta y pospone la adopción de soluciones nacionales y más permanentes. Al cabo de un tiempo, la realidad termina imponiéndose y el gobierno (usualmente un gobierno distinto) logra tomar las decisiones que vuelven a poner al país en la senda del crecimiento y el empleo.
¿Cuál es el país -y el gobierno- que acabo de describir? Pues esto fue exactamente lo que sucedió en los años 1990 en la Argentina de Carlos Saúl Menem, en la Malaisia de Mahathir Mohammed, en el México de Carlos Salinas de Gortari, la Rusia de Boris Yeltsin y en la Indonesia de Suharto. Y es lo que está sucediendo hoy en la España de José Luis Rodríguez Zapatero y otras naciones europeas postradas por la crisis económica. La tragedia evoluciona siguiendo un guión universal y predecible: Primer acto: negación de la crisis. Segundo acto: rabia y denuncia a especuladores, medios de comunicación y banqueros. Tercer acto: adopción de paliativos y paños calientes que nada resuelven. Cuarto acto: grave crisis económica, social y política. Quinto acto: se toman medidas que se había jurado nunca tomar.
Cuando inicialmente Rodríguez Zapatero cuestionó que España tuviese una crisis económica no hacía más que emular a Yeltsin o a Menem. Cuando su ministro de Fomento, José Blanco, dijo que "nada de lo que está ocurriendo en el mundo, incluidos los editoriales de periódicos extranjeros, es casual o inocente" y que la debilidad del euro se debía a "maniobras un tanto turbias" por parte de los "especuladores financieros" no hacía sino repetir lo que alguien tan diferente de él como el Malayo Mahathir cuando expresó que el culpable de la devaluación de la moneda de su país era "el especulador" George Soros.
Cuando la ministra Elena Salgado presenta ante los mercados financieros un plan basado en escenarios financieros que muy pronto se revelan como demasiado optimistas, está repitiendo lo que incontables ministros de economía de países en crisis han hecho para apaciguar a los mercados: presentaciones audiovisuales en vez de reformas estructurales. No fueron nada originales los dirigentes europeos cuya primera reacción fue decir que jamás aceptarían los préstamos que el Fondo Monetario Internacional (FMI) otorga con la condición que se adopten políticas que corrijan los desequilibrios económicos. Son los mismos que hoy se están tragando esas palabras y se preparan para la inminente negociación que tendrán con el FMI. Esta es la misma y humillante ruta retórica que han transitado habitualmente los reticentes clientes del FMI. Lo único nuevo es que en este caso los "clientes" son Europeos.
Es verdad que es difícil aprender de las experiencias de otros. Pero aprendiendo de otros la España de hoy podría ahorrarse mucho sufrimiento económico innecesario. La experiencia ajena le ayudaría a reconocer que sus problemas no se aliviarán mientras siga posponiendo la adopción de reformas económicas que hoy lucen remotas e inaceptables.
Negar la crisis es por dos motivos, uno para ganar tiempo, organizarse y dos por esperar que nos remolquen, que pase la tormenta rápido...
ResponderEliminarHa sido un error por culpa de un mal diagnostico, por no conocer bien la economía mundial, la historia económica mundial.
La crisis sabíamos en 2007, que era una crisis global, estamos globalizados en las finanzas, todo el mundo lo sabe,si afecta a la principal economia mundial basada en una arquietetura con hegemonía del dolar y con una economia acoplada con China, acaba afectando a todo el mundo. Esto la diferencia de las otras 50 y pico crisis del sistema capitalista (dicen que esta en el ADN del sistema, o se explica por ciclos, o por otros motivos, expansion del credito, sobreproduccion, deslocalizaciones, etc hay mas de 5 causas principales)
Dudo que los gobiernos no supieran de la magnitud de la crisis, pero sus soluciones por el momento han sido solo parches...huidas hacia adelante (mas endeudamiento) cuando la crisis al ser global requiere de soluciones globales, no de medidas puntuales keynesianas que solo sirven en economías mas pequeñas o mas cerradas. En todo caso el ajuste del 20 % o 30 % es inevitable. Una vez ajustado, tarea nada fácil puede venir la lenta recuperación, entre 2-7 años. Si no es posible el ajuste no traumático, si no hay acuerdos mundiales...entonces hay mas escenarios, existe una posible transición a otros modelos mas sostenibles.....evitando la crisis sistémica, que en realidad es una rotura para la cual no estamos preparados. Es decir hay soluciones para la crisis financiera y económica, pero no se hay solución para una crisis sistémica, hay solo posibles tendencias...
Buenas noches,
ResponderEliminarEn mi opinión el proceso se está acelerando.
Creo que nos encontramos en plena etapa de negociación. El plan de rescate de Grecia es un claro ejemplo. Se soluciona un problema de deuda pública con más deuda. Más de lo mismo.
Esta etapa finalizará el 24 de noviembre de 2010 con la entrada en la fase de crisis sistémica.
Este periodo culminará el 12 de diciembre de 2012 llegando a la última fase la aceptación del sistema en crisis.
A partir de aquí los escenarios de futuro sólo dependen del trabajo colectivo de todos.
Saludos y buena Pascua.
Gracias Ramón y Joan por vuestros comentarios, un abrazo
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ResponderEliminarNo creo que sea posible afinar tanto en las fechas, a dia de hoy ....Seguimos con varios escenarios abiertos desde la lenta recuperación, la transformacion, las reformas, los acuerdos mundiales, el proteccionismo....hasta la crisis sistemica...
ResponderEliminarEstimado Ramon, perdona el retraso en contestar, estoy muy ocupado con temas familiares,
ResponderEliminartienes razón, hay muchos escenarios abiertos, pero yo hablo de la conciencia media de la gente, no de lo que hacen o dicen los gobiernos, la gente de la calle no tiene conciencia, en su mayoría, del carácter sistémico de esta crisis y lo que ello significa, simplemente ninguno de los que puede lo dice o lo explica,
por eso hablo de que de las cinco etapas de todas las crisis en cuanto a percepción personal, que son negación, ira, negociación, depresión y aceptación, la mayoría de la gente está todavía en la primera,
hay que matizar todo esto, puede ser que se salten etapas, que se produzcan en otro orden, o que por ejemplo, la etapa de la ira la transformemos en la etapa de la creatividad, que es el opuesto positivo de ese sentimiento, en fin, que nadie sabe lo que va a pasar, esa es precisamente una de las enseñanzas de esta crisis, mucha gente tenía planificada su vida para los próximos 30 años, ¡eso es irreal!, la vida es cambio y evolución, esta crisis nos puede enseñar que el futuro no está escrito, que la vida es aquí y ahora, es una forma de vivir sin ataduras,
un abrazo