Fuente: Artículo publicado en el periódico ABC
La aparición en español del libro de David Lynch Catching the Big Fish, aquí traducido como Atrapa el pez dorado (Mondadori), está provocando en la prensa y los otros medios de comunicación una nueva ronda de risitas paternalistas sobre el tema de la meditación. La última, en estas mismas páginas, a cargo de mi admirado y sabio compañero de fatigas Fernando Castro Flórez, que comienza su comentario afirmando (ya que no admitiendo) que no sabe nada del tema.
Todavía se considera elegante y de buen tono reírse mucho de los que practican la meditación, y decir con tono de falsa modestia «yo eso del océano de la conciencia, no sé muy bien lo que es». Como ahora ya hay muchas personas «importantes» que practican el yoga y el taichi, por ejemplo, reírse de los que hacen yoga o taichi ya no resulta tan cool como antes y empieza a resultar, incluso, un poco paleto. La meditación está un poco por detrás en este curioso desfile de «patrañas» o «tomaduras de pelo» que poco a poco se convierten en cosas «interesantes» para más tarde, y una vez probadas, entrar en la categoría del «descubrimiento» y convertirse, por fin, en actividades admitidas y normales. Pero reírse de los que hacen meditación todavía se considera propio de intelectos lúcidos que no se dejan engañar por las «patrañas».
Vértigo de vivir. ¿Por qué deberíamos interesarnos por la meditación? Por una razón muy sencilla. Porque la meditación es lo siguiente. Debemos avanzar del terreno conocido al desconocido, movernos de lo que sabemos a lo que no sabemos. Así es como funciona el ser humano. Así ha sido siempre. ¿Por qué íbamos a detenernos ahora? Los que critican la meditación (aunque no la critican, realmente, puesto que no saben lo que es) suelen ser los mismos heraldos fúnebres que hablan de la crisis de valores y de la confusión que nos rodea, de la devaluación de la cultura y del vértigo de vivir en una sociedad a la deriva. Es evidente que estamos viviendo el fin de una época. Todos lo sabemos, todos lo sentimos. Podemos aferrarnos al pasado, que no es otra cosa que las humeantes cenizas del espantoso siglo XX (y en verdad no hubo siglo más espantoso), o bien acercarnos a lo nuevo.
Pero ¿qué es lo nuevo? ¿Qué es lo que viene a continuación? ¿Qué es lo siguiente? No es una sola cosa ni tiene un solo sentido. Con la llegada de la edad moderna, por ejemplo, en el llamado «renacimiento», se produjo la aparición de una mentalidad «nueva» (el individualismo) junto con un «renacer» de ideas y temas muy antiguos (la magia). Sin embargo, esta magia renacentista no era en modo alguno muestra de una mentalidad «reaccionaria», como cualquier lector de Amelia F. Yates sabe muy bien, y fue de la práctica de esta magia renacentista de donde surgió, precisamente, la ciencia moderna. En la música, por poner otro ejemplo, los nuevos estilos trajeron consigo una aparente y brutal simplificación del discurso sonoro: la maravillosa sutileza de la polifonía a cuatro, ocho, dieciséis voces, se veía sustituida de pronto por una voz cantante y una guitarra. Sin embargo, lo que esa voz y su guitarra, o tiorba, o laúd, traían consigo, nadie lo podía imaginar: era la tonalidad moderna.
En escorzo. Siempre vemos las cosas desde la ventana a la que estamos asomados, olvidando que desde una ventana sólo se puede ver una fachada del edificio, y además en escorzo. Rechazamos lo nuevo, decimos, no porque sea nuevo, sino porque es mentira, porque es estúpido, porque es de tontos. Pero las cosas nuevas siempre parecen estúpidas, siempre parecen de tontos. En cierto modo lo son, como todas las cosas nuevas, como todas las cosas jóvenes. Son las cosas antiguas las que parecen solemnes y serias, maravillosamente fundamentadas, majestuosas y ordenadas. Solemnes y serias, fundamentadas y majestuosas y ordenadas -y muertas. ¿Acaso el género de la novela no fue considerado en su inicio cosa de tontos? ¿Acaso las ideas de Darwin no sonaron totalmente ridículas a los primeros que las escucharon? Pero es imposible sujetar el paso de la historia, quemar todos los libros del pasado o levantar una gran muralla para impedir el paso de las nuevas ideas.
La religión ya ha cumplido su ciclo. La cultura del humanismo llega a su fin. ¿Y nosotros? ¿Cómo creceremos? ¿Cómo podremos aprender a conocernos mejor? ¿Cómo podremos ahondar aún más en el misterio de nuestra naturaleza? Antes tuvimos otros modos, otras armas. La meditación es la siguiente.
Andrés Ibáñez es escritor, más información en Wikipedia
Fuente: Periódico ABC
“Es el tiempo de los dioses que han huido y del dios que está por venir. Es un tiempo de necesidad. Porque reside bajo una doble ausencia y un doble No; el No-más de los dioses que han huido y el No-todavía del dios que está por venir.”
ResponderEliminarMartin Heidegger
La ciencia empírica, que estudia lo que puede medirse o pesarse, no lo es todo. Necesitamos una Ciencia Amplia que aplique el método científico a la parte subjetiva del Kosmos, pero que reconozca esa parte subjetiva, como un componente irrenunciable de la realidad.
Siguiendo la Ciencia Amplia descubriremos la Altura a la que podemos llegar. –Transformandonos- nosotros mismos, y por ende la sociedad y el mundo todo.
Quien se ríe de la meditación, no demuestra más que ignorancia, de la mejor herramienta que tenemos para transformarnos.
El necio suele despreciar cuanto ignora. Hoy aún estamos atrapados en el “paisaje plano”. Hemos convertido al cuerpo en bestia de carga que maltratamos siguiendo las locuras del ego. Esto por abajo. Por arriba no tenemos horizonte, porque nos guiamos solo por la Ciencia Estrecha, la ciencia empírica, y ni con el microscopio, ni con el telescopio, sabemos nada de espiritualidad, ni de transformación de nuestro interior.
Resumiendo: cuando alguien se ríe de la meditación, introspectiva. Siento vergüenza ajena. Le recomendaría que leyese a Ken Wilber.
Qué buen artículo desde el zafu. Lo publica el ABC eh, qué cosas pasan... Parece casi cosa de un koan zen, bueno, Cristóbal, ya sabes, a mí me gusta el nonsense sur-realista.
ResponderEliminarDe todas formas la herencia de la intelectualidad europea es la que es; fue muy racista con los imaginarios y las miradas de otras culturas, salvando corrientes, claro. Los británicos imperialistas en India tomaban el té pearl grey de las cinco en tazas de porcelana (como imagen).
En Occidente, Oriente entró a partir de la culminación de la conquista del Far West. La afluencia de ese movimiento migratorio buscando espacios [sí, con genocidio de por medio] se convirtió en un crisol cultural que ha modo de tsunami volvió hacia el nuevo mundo golpeándolo: el movimiento del potencial humano. De hecho, llegué al zen muy joven a través de las influencias que ejerció en la literatura norteamericana. En Berkley no es cool reirse de los que meditan, ni en Nueva York (con Hollywood soy un poco quisquillosa; me mola más Sundance). Pero la iberia is different. En algunas cosas sí se nota que tuvimos cuarenta años las puertas cerradas, pero sobre todo, en las actitudes. Y lo publica el ABC, qué cosas eh... "[pero] se mueve se mueve"...
Saludos,
Alice Calzaslargas.
Buenos dias
ResponderEliminarQuizas no comprendi bien el articulo, pero decir que la meditacion es algo nuevo...
En el cristianismo la meditacion tiene la forma de contemplacion y aunque en epocas no fue bien vista y son escasas las posibilidades de encontrar a alguien que la enseñe desde la prespectiva del cristianismo, siempre ha existido.
Por no hablar de los metodos Orientales.
Un saludo
Jordi Gascon
Sí, Jordi, estoy de acuerdo contigo en la analogía entre contemplación cristiana y meditación, aunque Oriente desde luego proliferó en técnicas.
ResponderEliminarNo entiendo que el artículo diga es algo nuevo desde el principio de los tiempos; nuevo como práctica extendida e incorporada a nuestro imaginario occidental. En nuestro "juego del lenguaje" meditación ha sido sinónimo de reflexión; es ahora cuando empieza a tomar espacio la meditación como otra cosa, el concepto de vacío.
Amigo Mano negra, siempre es recomendable leer a Ken Wilber, en este blog ya sabes que le publicamos, y tú expresas muy bien su visión de los cuatro cuadrantes, aunque es un autor muy leído siento que la mayoría de sus lectores no "pillan" su mensaje principal y repetitivo: "meditad". Se habla mucho de meditación pero creo que poca gente la practica, y tú que eres un practicante antiguo lo sabes, aunque también tengo comprobado que toda persona que practica meditación, aunque lo deje, tarde o temprano vuelve, y eso es esperanzador porque cada vez más gente se acerca a ella.
ResponderEliminarAmigo Jordi, creo que Alice tiene razón en su interpretación de la "novedad" de la meditación que cita el artículo, también quiero decirte que he practicado técnicas contemplativas cristianas, y creo que pueden ser similares a las técnicas orientales, depende muchas veces del entorno cultural para desarrollarse, pero en un mundo globalizado en el que también se globalizan las técnicas espirituales y meditativas, parece que algunas técnicas orientales como el Yoga o el Zen, entre otras, han demostrado después de siglos que son eficaces y se están extendiendo por el mundo más que las técnicas contemplativas cristianas, es algo a estudiar.
Querida Alice, yo también me apunto al "nonsense sur-realista", pero me tienes que explicar qué es, siempre es un placer leerte, tus comentarios destilan sabiduría de la buena, estoy de acuerdo contigo en que los contextos de USA y España son muy distintos, en los años 50 ya tenía Alan Watts un programa de televisión en USA, imagínate los años 50 en España, en fin, en cuanto a lo de que el artículo lo publique el diario conservador y católico por excelencia en España no deja de ser curioso, como bien dices, "(pero) se mueve se mueve",
besos y abrazos para los tres, y gracias de verdad por vuestros comentarios,
Cristóbal
Cristóbal, gracias, me pongo e-color(e)ada.
ResponderEliminarPues en esas estamos, ¿no? yo te lo voy contando y así me entero yo misma mismamente... :D
¿Tu quieres ser nuestro zen-turión negro? ;D Por apunt-arte!
Un abrazo,
Alice Calzaslargas.
Gracias a ti, Alice, seré vuestro zen-turión negro,
ResponderEliminarSaludos de Cristóbal
Bieeeeen!
ResponderEliminar:-)
"Entre las hierbas
una flor blanca se abre
su nombre es desconocido".
Issa.