26/4/08
La cumbre de las 'ecociudades'
Todos los días son el Día de la Tierra, sobre todo para quienes vivimos en las grandes ciudades, que somos ya más de la mitad de los humanos. Atrás quedan los pequeños gestos; por delante tenemos el gran reto de ajustar nuestras vidas al reto cambio climático. Hogar a hogar, calle a calle, barrio a barrio. Porque está claro que la ciudad en la que crecimos ya no nos vale. Hay que ganarle terreno al coche, volar en bicicleta, humanizar las calles. Hay que plantar en los tejados, abonarse al sol y al viento, construir edificios que respiren. Hay que soñar y diseñar las ecociudades.
Expertos de más de 70 países se han dado cita esta semana en San Francisco en la cumbre EcoCity 2008, con la misión de explorar el arte de lo posible en el paisaje urbano. "La ciudad no es el problema, la ciudad es la solución", proclamó en la apertura el ex alcalde de Curitibia Jaime Lerner. "Tenemos que reinventar el modo en que vivimos, pero tenemos que hacerlo rápido. El cambio climático está ocurriendo, y nosotros somos en gran parte culpables".
Lerner, padre de la acupuntura urbana, es también el protagonista de 'A convenient truth', la película de Maria Terezinha Vaz que es el antídoto optimista a la verdad incómoda de Al Gore. Curitiba es el escenario real de ese "sueño colectivo" en el que las ovejas cortan el césped en los parques, los estanques previenen las inundaciones, los niños participan activamente en el reciclaje y los autobuses paran puntualmente cada quince segundos.
Más de ochenta ciudades en todo el mundo se han inspirado en Curitiba, la ecociudad por excelencia, y San Francisco es una de ellas. Aquí nació en 1992 el movimiento de la masa crítica, con miles de bicicletas surcando por derecho propio las calles y cuestas de la ciudad. El viernes tuvimos ocasión de pedalear con los pioneros de la dos ruedas y experimentar por el mítico Embarcadero la sensación de libertad.
La Naturaleza en la Ciudad es otra de las iniciativas punteras de la bahía, donde el Golden Gate tiende a lo lejos un puente imaginario entre la mancha humana y la naturaleza indómita que reclama su espacio. Los eco-rascacielos de Ken Yeang ilustraron hasta qué punto la jungla de asfalto puede convertirse en el bosque urbano.
Del concepto de ecodensidad habló Brent Toderian, director de planeamiento de la idílica Vancouver: "No nos conformamos con ser ya la ciudad más vivible de Norteamérica. Queremos reducir al máximo nuestra huella ecológica, lograr que la gente viva lo más cerca posible del trabajo, dar prioridad absoluta a los paseantes y a los ciclistas sobre los automovilistas".
Las Ciudades sin Coches y la Ciudad de las Bicicletas son dos visiones hasta hace poco utópicas pero cada vez más cercanas. En la ecoaldea de Ithaca ése sueño ha echado ya raíces, con 160 vecinos viviendo en diálogo permanente con la naturaleza, comiendo de las dos huertas orgánicas y reinterpretando el arte de vivir en comunidad. En el desierto de Arizona, el visionario Paolo Soleri ve crecer a sus 88 años el futuro de Arcosanti.
"Necesitamos una visión, tenemos que imaginar el modo en que queremos vivir", concluyó Ernest Callenbach, el emblemático autor de Ecotopía. "Lo que parecía imposible hace treinta años está ahí, al alcance de nuestras manos. Las ciudades son los hábitats humanos por excelencia. Vamos a mejorarlas entre todos".
Fuente: Crónica de Carlos Fresneda desde San Francisco para el periódico El Mundo
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