19/11/09

Crisis para un nuevo mundo. Jordi Pigem, Doctor en Filosofía

Jordi Pigem fue profesor de filosofía en el prestigioso Shumacher College de Gran Bretaña. Este filósofo utiliza su erudición para comprender temas actuales como la crisis que nos rodea. En su libro 'Buena Crisis (Ed. Kairós) analiza su origen y anticipa horizontes más allá del ego y el materialismo.

-Los lectores se preguntarán... ¿qué hace un filósofo hablando de crisis, aterrizando en la realidad?

-Soy Doctor en Filosofía, pero siento que la filosofía, que tradicionalmente fue la manera más amplia que teníamos los occidentales de entender la realidad, se ha convertido en algo muy especializado y que ya no toca tan directamente a los problemas actuales. Así que no sé si la etiqueta de filósofo es la que me corresponde, me siento como una persona que intenta comprender cómo son las cosas, como un pensador abierto a todas las áreas del conocimiento. En ese sentido ahora me interesa la crisis porque nos revela algo mucho más profundo que la crisis económica y financiera que tenemos a primera vista. En el fondo para mí se trata del síntoma más visible de una crisis cultural, de una crisis de valores, de una crisis de civilización, y estos son temas que sí deberían corresponder a la filosofía.

-¿Qué relación encuentra entre esta crisis económica y la falta de valores?

-Además de la crisis financiera, tenemos evidencias de una crisis ecológica, una crisis alimentaria en muchos países del mundo, y de la desaparición forzada de culturas y comunidades, así como de multitud de especies vegetales y animales. Y vemos en nuestra sociedad que hay crisis a nivel de educación, de sanidad, de valores, de relaciones entre padres e hijos, entre parejas, en múltiples niveles. No es casualidad que vivamos en una época de tantas crisis. Disponemos de un potencial tecnológico y humano fascinante pero no parece que tengamos muy claro cuál es nuestro papel en el mundo. Los medios de comunicación -sobre todo la publicidad- nos dan a entender que el sentido de la vida radica en consumir, pero eso no nos lleva a una vida realmente plena. La ideología del crecimiento económico ilimitado ha entrado también en crisis. Formamos parte de una cultura que ha creído que el ser humano está por encima de la naturaleza, que ha creído que para prosperar hay que competir, que somos seres individuales radicalmente aislados los unos de los otros... Estamos influidos por toda una serie de percepciones culturales que no corresponden con lo que la ciencia nos está revelando desde hace muchos años.

"No somos espectadores pasivos en un mundo de objetos, sino coautores y cocreadores de un universo de relaciones"

-¿Cómo se considera a sí misma una persona que cree que la única realidad es la materia?

-Si crees en la belleza, tenderás a nutrirte de arte, de música, de poesía. Si crees en la solidaridad te dedicarás a ayudar al prójimo, pero si crees que lo que verdaderamente importa es la materia buscarás en tu vida sólo aquello que es material y te dedicarás a acumular posesiones materiales.

-Señala que en una generación tendríamos que cambiar de valores, si queremos ajustarnos al cambio que se avecina. ¿Lo ve posible, cuando el funcionamiento del materialismo es similar al de una droga, que te llena mientras consumes y luego te deja vacío?

-Exacto, así es como funciona. Pero ahora mucha gente percibe que ese sistema de creencias que nos fascinaba, esa seducción por la cultura del consumismo y el materialismo, es falso. Hace treinta años ya había críticos que advertían que el crecimiento económico ilimitado es imposible, pero ahora lo vemos casi todos. Como decía el economista Kenneth Boulding, “quien crea que el crecimiento exponencial puede continuar para siempre, o es un loco o es un economista”. Nos estamos dando cuenta de que este sistema no funciona. Y ese es el primer paso para cambiar.

-¿Diría entonces que la humanidad entera está ante un examen?

-Sí, yo diría incluso que nos encontramos ante un rito de paso, en el sentido de que ahora mismo lo que está en juego tiene mucho mayor alcance que en otras épocas. Todas las sociedades han tenido momentos de cambio y de transición importantes, pero ahora mismo estamos en una situación en la cual todos los ciudadanos planeta somos interdependientes y en la que nos damos cuenta de que para asegurar la pervivencia de las culturas humanas sobre la Tierra necesitamos una gran transformación, personal y colectiva. En gran medida depende de nosotros mismos qué es lo que va a emerger a partir de ahí. En una sociedad sólida y estable, si quieres cambiar las cosas tienes un margen pequeño de acción. Pero en un momento de crisis multidimensional como la nuestra, las consecuencias de nuestras acciones se amplifican enormemente, porque todo está en un estado líquido, listo para convertirse en otra cosa. Creo que este momento abre grandes posibilidades de construir un mundo mejor.

HACIA EL POSTMATERIALISMO

-Afirma que caminamos hacia un mundo postmaterialista. ¿Qué características lo definen?

-El postmaterialismo es un término que se utiliza desde hace tiempo en sociología para describir el hecho, que se ha observado estadísticamente en los países occidentales, de que si hace treinta años la población mostraba un interés en cuestiones materiales como el crciemiento económico y la fuerza militar, en las últimas décadas las estadísticas sociológicas muestran un creciente interés por temas más inmateriales como la participación democrática, la calidad de la educación, la justicia o el estado del medio ambiente.

"Dos premios Nobel de Física del siglo XX —Schrödinger y Wigner— afirmaron que hay una serie de experimentos de la física contemporánea que sólo tienen pleno sentido si el fundamento de la realidad no es la materia y la energía, sino la conciencia y la percepción."

-¿Qué valores deben regir en ese mundo?

-Creo que quiere nacer un mundo en el que habrá mucha más creatividad, entusiasmo, generosidad, capacidad de aprender... Todo lo material es limitado, pero lo que es postmaterialista e intangible es ilimitado. Es ilimitada nuestra creatividad, nuestra imaginación, nuestras intuiciones, nuestra capacidad de construir un mundo mejor, más solidario, más ecológico y más sensato. Coincido desde luego con todos los llamamientos a limitar nuestro consumo y nuestro impacto ecológico, pero es importante que esa reducción del consumo deje vías abiertas para desarrollar nuestras potencialidades ilimitadas.

-¿Qué es necesario hacer para pasar del materialismo dominado por el miedo, al postmaterialismo dominado por el amor?

-Creo que lo esencial es seguirse a uno mismo. Todos tenemos una voz interior, a menudo silenciada, que sabe por dónde nos conviene ir y que a menudo nos orienta a tomar una decisión que desde fuera podría parecer errónea. Es esa intuición que en un momento dado nos lleva a abandonar un empleo que parecía muy conveniente, a trasladarnos a otro lugar o a tomar cualquier decisión que a primera vista podría parecer poco sensata pero que a larga resulta acertada. Si prestamos más atención a nuestras intuiciones, a nuestros sentimientos y no sólo a la racionalidad abstracta, nos pueden llevar a conectar mucho más a fondo con nosotros mismos, con la naturaleza y con el universo.

CIENCIA Y FUTURO

-¿Por qué destaca tanto el papel de la ciencia en la construcción del postmaterialismo?

-Hoy en día la explicación última que tenemos de la realidad procede de la ciencia. Incluso la mayoría de las personas que se declaran religiosas para explicar cómo son realmente las cosas se remiten a la ciencia, al menos aquí en Europa. Para mí es muy positivo el hecho de que la ciencia misma ahora nos esté revelando un mundo postmaterialista. La psicología, la neurobiología y la antropología nos muestran que los humanos somos seres mucho más cooperativos, abiertos y solidarios de lo que hasta ahora creíamos. En incluso la física, la ciencia que más directamente trabaja con la materia, muestra que a nivel subatómico la realidad no se compone de partículas que actúen como bolas de billar, sino de un océano de vibraciones en el que las llamadas partículas no están separadas sino que son radicalmente interdependientes y donde todo es radicalmente dinámico. Dos premios Nobel de Física del siglo XX —Schrödinger y Wigner— afirmaron que hay una serie de experimentos de la física contemporánea que sólo tienen pleno sentido si el fundamento de la realidad no es la materia y la energía, sino la conciencia y la percepción. Ello abre las puertas a un enorme cambio de paradigma.

"Todos los ciudadanos de la Tierra somos interdependientes. Nos encontramos ante un rito de paso, en el sentido de que ahora mismo lo que está en juego tiene mucho mayor alcance que en otras épocas. "

-¿Puede desarrollar la afirmación que hace en su libro, según la cual ahora la física “nos está empezando a revelar un universo participativo, en el que el núcleo y la clave de toda física es la participación del observador”?

-Aquí sigo a John Wheeler, que murió el pasado año y que para mí era el más coherente entre los grandes físicos nacidos en el siglo XX. Hace décadas que la física nos muestra que la realidad no es algo objetivo e inerte que está ahí fuera, sino que todo fenómeno depende en alguna medida de la participación del observador. Según cómo observemos un acontecimiento se nos manifiesta de un modo o de otro. Esto es evidente en la física cuántica, pero Wheeler se dio cuenta de que esto se aplica también en el mundo macroscópico de la astrofísica y la cosmología. También se aplica, por cierto, en la vida cotidiana: según la actitud con la que contemplamos un acontecimiento, o según la actitud con la que acogemos a una persona que acabamos de conocer, nuestra experiencia será distinta. De modo que no somos espectadores pasivos en un mundo de objetos, sino coautores y cocreadores de un universo de relaciones.

-Si somos coautores y cocreadores de este universo, ¿no es una enorme responsabilidad para una especie que ha destruido su planeta?

-Es una hermosa responsabilidad. Del mismo modo en que podemos afectar a la realidad de manera destructiva -como hemos hecho con el equilibrio ecológico del planeta-, también podemos desarrollar nuestra capacidad de imaginar y construir un mundo mejor, socialmente justo, ecológicamente sostenible y más lleno de sentido para todos.

"No es casualidad que vivamos en una época de tantas crisis. Disponemos de un potencial tecnológico y humano fascinante pero no parece que tengamos muy claro cuál es nuestro papel en el mundo."

-Usted comparte con el físico Wheeler la certeza de que no hay leyes de la ciencia que sean eternas, todo es mutable. Esas leyes pueden evolucionar junto al cosmos. ¿Se acabaron los asideros, la seguridad que tanto ansiamos?

-Toda esta estructura que hemos desarrollado para comprender el universo, buscando la certeza y reduciéndolo todo a fragmentos fijos e inalterables, en el fondo procede de una incapacidad de aceptar lo que las cosas tienen de dinámico e impermanente. La vida es cambio, cambiamos a cada momento y si nos esforzamos en fijar excesivamente las cosas creamos un conocimiento demasiado rígido y por otro lado un apego excesivo a las cosas. En la tradición budista se dice que nuestro afán de convertir lo cambiante en algo permanente es la raíz de nuestro sufrimiento, insatisfacción. Y en el fondo, todo lo que nos rodea -procesos naturales, sociales ...- son cosas que están siempre en transformación.

-Debido a que la realidad es dinámica, ¿necesitamos aprender del agua para fluir, como pone de ejemplo en el libro?

-Sí, yo utilizo el agua como metáfora de ese fluir que nosotros necesitamos. Vivimos en una sociedad que quiere controlar las cosas, el control es la actitud básica que expresa nuestra sociedad tanto hacia la naturaleza como ante los demás. Y hemos de pasar del control al participar en la aventura de la realidad, ser más flexibles y más dispuestos a aprender de las nuevas situaciones, de ser como el agua en el sentido de humildad y estar más conectados con los ciclos de la vida. El agua se adapta a todas las situaciones y sin embargo -como dicen los clásicos taoístas- vence incluso a la roca más dura.

El agua también me interesa porque los científicos están descubriendo que en su sencillez tiene hasta 63 anomalías en su molécula. De modo que el agua, tan omnipresente, de algún modo nos revela lo que hay de impresionante, de sorprendente en el Universo.

Fuente: Entrevista de Marta Iglesias en la revista Fusión

También puedes leer sobre el libro en este blog:
La decadencia del materialismo. Un ensayo lúcido sobre las consecuencias constructivas de la crisis
Buena crisis, nuevo libro de Jordi Pigem

3 comentarios:

  1. Me parece bien que los filosofos se dediquen a cuestiones de nuestra vida real y concreta.
    Quería comentar con respecto a esta entrevista que se hace un uso confuso del término "materialismo". Se confunde el materialismo filosofico (toda realidad parte de la materia) con la idea del consumo. Los consumistas justamente suelen ser "idealistas", compran ilusiones. Tampoco veo que la gente se este intersando maspor la filosofia y los asuntos espirituales, mas que en los años 70 por ejemplo... Saludos Carmen Zavala

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  2. Estimados:
    Soy Beatriz, profesora en Filosofía, pronto también Licenciada, aunque hace ya más de 20 años que me dedcio a la Filosofía y a la docencia. Vivo en Argentina, donde no todo me enorgullece, pero quienes sí lo hacen son mis maestros que me han enseñado que la Filosfía no se encuentra en la misma vereda que la ciencia. Herederos del pensamiento filosófico de Europa Continental, me han mostrado que las épocas que vive la civilización humana depende del posicionamiento que se tome frente a la realidad, por tanto, "crisis cultural, crisis de valores, crisis de civilización", no son temas que deberían corresponder a la filosofía, le corresponden por naturaleza. Creo además que esas crisis se deben a que el hombre se considera como un ser superior a la naturaleza y por ello dominador de la misma, con derecho a la planificación y la explotación de todo recurso terrestre, y, ciertamente, la tierra es finita, en algún momento se acaba, es lo que estamos percibiendo ahora como algo inminente. La verdad, no sé cuál sea la conciencia de ello en Europa, pero por estas latitudes va siendo cada día más lacerante... Ciertamente, revertir la situación de crisis ecológica que estamos atravesando requeriría de la conciencia sobre todo de los Estados más poderosos del mundo. Por ejemplo, acordar en la próxima reunión por el clima en Copenhage, parece que los que más podrían hacer no lo querrán hacer... lamentable!
    A pesar de todas las admoniciones y súplicas, ellas no pueden más que el confort y el derroche del primer mundo... Y no lo digo yo, es lo que las noticias de los últimos días han revelado (el acceso a ellas está al alcance de todos).
    Ya Heidegger en 1938 decía que "...el decisivo despliegue del moderno carácter de empresa de la ciencia acuña otro tipo de hombres. Desaparece el sabio. Lo sustituye el investigador... la huída a la tradición... no es capaz de nada por sí misma y se limita a ser una manera de cerrar los ojos y cegarse frente al momento histórico." (HEIDEGGER, Martin, "La época de la imagen del mundo" en Caminos del bosque, Alianza, Madrid, 1995)
    Espero haber colaborado con la meditación filosófica que esta hora de la humanidad requeire. Gracias por su atención. Beatriz

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  3. Hay dos sentidos de materialismo distintos, claro. El Diccionario de la RAE los define como "Doctrina según la cual la única realidad es la materia" (sentido más antiguo) y "Tendencia a dar importancia material a los intereses materiales!. En Buena crisis explico cómo no es casualidad que la cultura contemporánea sea extremadamente materialista en ambos sentidos, que pero están mucho más relacionados de lo que parece a primera vista.

    Jordi Pigem

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