7/4/07
El espíritu de la política, por Salvador Harguindey
"La política se transforma desde el arte o la ciencia de gestionar al de vivir la plenitud de todo ser humano". De los políticos se nos dice que están condenados a un idioma babilónico, basado casi exclusivamente en el propio interés. Del Sistema que no tiene cara, que es "una metástasis total". Sin embargo, sobre la vida de las sociedades Panikkar nos enseña que no puede ser mantenida por la fuerza, que todo "contrato social" ha de ser voluntario.
Este artículo presenta una triple naturaleza: de opinión, crítica literaria y político-humanística. Su esencia "trinitaria" toma prestado su título de un libro recientemente publicado por el filósofo Raimundo Panikkar (Península, 1999), un libro que todo político profesional, cualquiera que sea su sensibilidad, debería tener muy presente. Extrañan muchas de las opiniones y discurso de esta privilegiada mente y espíritu, mundialmente reconocido en el ámbito de la gran cultura, tanto occidental como oriental. Introduce el concepto de lo "metapolítico" como solución de dicotomías. Tan sólo a partir de lo metapolítico la realidad externa, dice Panikkar, incluso todo fenómeno de violencia sociopolítica, puede ser comprendida, pero nunca desde el nivel de conciencia del Sistema actual ni tampoco desde la misma violencia. Se critica drásticamente la política moderna como "el lugar de lo demoníaco". Se insiste asimismo en que "la situación del mundo actual no tiene futuro".
Desde el evolucionado nivel de lo metapolítico "la política se transforma desde el arte o la ciencia de gestionar al de vivir la plenitud de todo ser humano", así que el autor aconseje el estudio de la naturaleza como fundamento de la actividad política. El sentido de la identidad propia no ha de pasar por el filtro de la razón racionalista sino que ha de verse desde estadios de conciencia más elevados capaces de "abrir otras ventanas", de ver toda la realidad desde una nueva perspectiva. "La política no puede ser ni el único ni el supremo instrumento de paz (...) mientras que "el Sistema actual nos conduce a la muerte, y sin él también morimos (...). Por lo cual "sólo una transformación, una metanoia radical puede reconducirnos al camino recto". A esto se denomina "la necesaria conversión radical" que lleve a una nueva visión transhistórica del conjunto vital.
De los políticos se nos dice que están condenados a un idioma babilónico, basado casi exclusivamente en el propio interés. Del Sistema que no tiene cara, que es "una metástasis total". Del ser humano que está sometido al imperio de la burocracia, la cual pretende controlarlo todo. De la razón moderna que se utiliza como un arma para legitimar formas abiertas y sutiles de violencia, y que por tanto ha de ser desarmada. De la tecnología y la tecnocracia que se ha convertido en una nueva forma de neo-totalitarismo, igual que el mercado libre de tinte neo-liberal, al que califica de "economicidio". Este modelo "ha arrasado con el espíritu, y al conquistarlo lo ha llevado a la actual catástrofe ecológica, cultural, política y espiritual". Del burócrata en el poder hay que aprender que es inaccesible al diálogo, enfermedad pasivo-agresiva del moderno ego triunfant. Del Sistema que, simplemente, "no funciona". De los Estados nos dice que se identifican con una ideología que es siempre nefasta para las demás culturas que tienen un concepto diferente de la realidad, por lo que todas las situaciones conflictivas se colocan en un callejón sin salida. En opinión de Panikkar "la sacralización del estado es uno de los mayores sacrilegios que se hayan cometido en el orden político", ya que representan "una concepción totalitaria", mientras que "la nación es un organismo que surge del pueblo".
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